lunes, 30 de julio de 2012

Los Jueces de Israel



La Torá otorga a los Jueces y Rabanim de Israel una sabiduría especial para ver los casos con una claridad absoluta.

Sucedió en Estados Unidos, que un hombre elegantemente vestido entró en una agencia de automóviles, a pedir informes sobre los flamantes autos que exhibían en la agencia. Después que el vendedor mostró las características de los vehículos, el hombre compró en pocos minutos uno de los mejores modelos por un valor de $50.000 dólares. Pagó con una tarjeta de crédito y se retiró con el vehículo.   

A la media hora, entró a una agencia de automóviles usados y ofreció vender el vehículo a un precio de $20.000 dólares. Para que no sospecharan de él, les mostró la factura  y los documentos que demostraban su posesión sobre el automóvil.   

El dueño de la agencia de los autos usados sospechó que hubiera algún fraude, ya que nadie compra algo y lo vende a la media hora por menos de la mitad del precio que pagó. Por lo tanto, solicitó al vendedor unos minutos para revisar el auto, mientras los mecánicos hacían lo suyo, él decidió llamar a la policía.   

En pocos minutos, los oficiales se presentaron en el local para interrogarlo:“¿por qué usted quiere vender el automóvil a un valor tan bajo?”. El hombre respondió:  “Porque sí, ¿acaso no puedo hacer lo que quiero con mi dinero?”. La policía insistió: “¿Y qué sucede con su tarjeta de crédito?”. El hombre estaba muy tranquilo y respondió: “Si quieren, llamen al banco y verán que hay fondos suficientes para cubrir mi compra”. Los policías decidieron llamar al banco, pero ya era tarde. El banco había cerrado ese viernes y no abría hasta el lunes a la mañana. No había otra solución: detuvieron al presunto estafador hasta el lunes en que podrían averiguar si la tarjeta tenía fondos o no. El hombre no se opuso a la detención.

El lunes averiguaron: ¡había fondos suficientes! Lo dejaron libre, el hombre salió con una sonrisa y a las pocas horas regresó con dos reconocidos abogados y demandó judicialmente a la policía por tres millones y medio de dólares por haberlo detenido sin causa alguna. La policía no pudo justificar su actitud y el hombre terminó llevándose ese dinero después de un tiempo.

 Los Jueces de Israel con la ayuda especial de Hashem hubiesen entendido que no es lógico que alguien venda su automóvil perdiendo tanto dinero, está claro que lo que quería ese hombre es que sospecharan de él y que la policía lo detuviera, para presentar una denuncia y enriquecerse en tan poco tiempo como lo hizo realmente. Los Jueces de Israel no lo hubiesen detenido hasta no tener pruebas suficientes.
Las buenas cualidades de los Jueces de Israel hacen que tengan ayuda de Hashem para juzgar con corrección y sin caer en trampas de cualquier estafador.


Extraído del "Alenu Leshabeaj"