Rabí Moshé Leib Sassover era conocido por el tremendo amor que expresaba por cada semejante.
Un día una mujer apareció en su puerta. En cuanto fue admitida, comenzó a llorar terriblemente. "Rab, déme una bendición para mi hija que está muy enferma".
Rabí Moshé respondió: "Que Di-s le envíe una recuperación completa y rápida".
Pero la amargada madre dijo: "No, Rab. Debe jurarme por su porción en el Mundo Venidero que Di-s curará a mi hija". Sin dudar, le contestó: "Juro por mi porción en el Mundo Venidero que Di-s la curará y se recuperará". La mujer agradeció enormemente las palabras del gran erudito.
Los estudiantes de Rabí Moshé presentes, estaban pasmados. "Rab, ¿cómo pudo hacer semejante promesa? La muchacha se encuentra muy enferma y es posible que no sobreviva".
"¿Qué más podía hacer?, contestó el Rab. "Las lágrimas de una madre son más preciosas para mí que el Mundo por Venir. Si mi juramento sirvió -por lo menos- para detener el llanto, tiene más valor para mí, aun cuando me cueste mi porción en el Mundo Venidero".
Extraído de "La Enseñanza Semanal" Nº 771.
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