jueves, 22 de octubre de 2009

Camino A Un Mundo Mejor

Muchas veces uno se pregunta: "¿vendrán tiempos mejores?, ¿las generaciones futuras vivirán en un mundo mejor?, ¿la humanidad podrá alcanzar la meta de la felicidad?". En teoría, vamos en camino a un mundo mejor. Los adelantos científicos y tecnológicos nos brindan cada vez mayor confort y una mejorada calidad de vida. Tan sólo pensar que desde un teléfono móvil podemos realizar una infinidad de tareas, nos da la sensación que tenemos el mundo en nuestras manos. Sin embargo, esa impresión que tenemos que la sociedad se dirige hacia una vida más alegre y feliz, dista mucho de la realidad. Parece ser que en la era en donde todo se hace cada vez más sencillo y fácil, al humano, por el contrario, todo le resulta cada vez más difícil.

Uno de los factores de este fenómeno es el asedio mediático que ejerce sobre la persona la obligación constante de alcanzar el éxito. Indudablemente, vivimos en una sociedad exitista en donde no se valora el esfuerzo sino el resultado. Y sólo puede haber un ganador a costa de un perdedor. De acuerdo a estos parámetros que nos impone la sociedad, el éxito es un privilegio para unos pocos. Empero, el concepto de "éxito" según la filosofía de la Torá es totalmente opuesta al del mundo secular y mucho más factible de lograr. La Torá en el libro "Bamidbar" (capítulo sexto), relata acerca de los preceptos que se refieren a aquella persona que quería consagrar su vida a Di-s por intermedio de proclamarse nazareno (básicamente tenía prohibido tomar vino y cortarse el cabello). El versículo agrega: "no podrá acercarse a un cadáver, ni siquiera si fuesen sus parientes cercanos, ya que lleva sobre sí la corona de Di-s".

¿A qué se debe esta corona? ¿Acaso las coronas no son para los reyes? La explicación es que la corona se transforma a la vez en el premio y en la recompensa por haber logrado superarse y haber podido abstenerse del beber vino, siendo este último uno de los posibles causantes de caer en pecados. Aprendemos de aquí que puede existir un ganador sin necesidad que haya un perdedor.

El refinamiento de la conducta del ser humano y el perfeccionamiento de sus cualidades, son logros propios que no dependen de nadie. Es por eso que la concepción de "rico", "fuerte" y "sabio" de nuestros sabios, es totalmente diferente a lo que estamos acostumbrados a escuchar. Como dijo Ben Zomá en el Pirké Avot (4:1): “¿"Quién es el sabio? Aquel que aprende de todas las personas. ¿Quién es el rico? Aquel que está contento con su parte. ¿Quién es el fuerte? Aquel que domina su instinto". De acuerdo a nuestra Torá, la riqueza, la fortaleza y la sabiduría son valores absolutos e intrínsecos que dependen de nosotros mismos y no en comparación de algo o de alguien.

Por otra parte, del texto que recomendaron recitar los sabios luego de concluir una jornada de estudio o al culminar un tomo del Talmud, podemos comprender que cuando se trata de buenas acciones, el Todopoderoso no se fija en el resultado sino en el esfuerzo. Como decimos en el mismo: "nosotros nos esforzamos y recibimos pago; ellos se esfuerzan y no son recompensados". ¿Acaso existe alguien que trabaje y no reciba renumeración? La intención es la siguiente: toda persona que trabaja recibe un sueldo por los resultados obtenidos. Por ejemplo, un carpintero recibirá su pago contra entrega del producto encargado por el cliente. Pero nadie estaría dispuesto a pagarle por todo el esfuerzo y tiempo que invirtió si no recibiera nada a cambio. En lo que respecta a las buenas acciones, aun cuando no logremos nuestro cometido, Di-s recompensará nuestro esmero y empeño.

Por consiguiente, la clave del éxito es focalizar nuestros objetivos en mejorar como personas, pulir nuestros modales, perfeccionar nuestras cualidades y buscar el bien común.

Rab Isaac Chehebar

1 comentario:

  1. ALAN, RECIBE NUESTRO SALUDO Y NUESTRA GRATITUD POR EL MENSAJE DE ESTA SEMMANA Y ES ESTO LO QUE MAS NOS HA IMPACTADO......

    ¿"Quién es el sabio? Aquel que aprende de todas las personas. ¿Quién es el rico? Aquel que está contento con su parte. ¿Quién es el fuerte? Aquel que domina su instinto". De acuerdo a nuestra Torá, la riqueza, la fortaleza y la sabiduría son valores absolutos e intrínsecos que dependen de nosotros mismos y no en comparación de algo o de alguien".

    "Por consiguiente, la clave del éxito es focalizar nuestros objetivos en mejorar como personas, pulir nuestros modales, perfeccionar nuestras cualidades y buscar el bien común".

    ALAN MUCHAS GRACIAS, APLICAREMOS Y COMPARTIREMOS TU MENSAJE PARA MEJORAR CADA DIA, QUE HASHEM TE BENDIGA SIEMPRE. ESPERAMOS TUS ARTICULOS CADA SEMANA. RECUERDALO, TIENES AUDITORIO PROPIO.

    SALUDOS DESDE COLOMBIA.

    Luisa Palacios G.

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