jueves, 30 de diciembre de 2010

¿Por Qué Usan Saco Y Sombrero Negro?



Pregunta:

Ayer tuve la sensación de haberlo visto caminando en el supermercado, pero usted no me oyó. Me acerqué, repitiendo varias veces su nombre, seguro de que me estaba escuchando. Pero usted me ignoró. Finalmente me acerqué y le toqué el hombro... para darme cuenta que... ¡No era usted!. Era algún otro Judío Jasídico, usando la misma Kipá negra de terciopelo que usted, el mismo saco negro, las mismas medias, igual camisa, idéntica barba colorada y los mismos anteojos sin marco, que usted. Se veía tan igual que hasta usted mismo se hubiese confundido. Me sentí un tonto. Luego me di cuenta que esto les debe pasar constantemente.

¡Todos ustedes, los Jasidim, tienen el mismo aspecto!. Debe haber seguramente algún negocio Jasídico que posee un único modelo de ropa. Los mismos sombreros negros, las mismas camisas y las mismas medias negras. Debe resultarles muy fácil vestirse a la mañana. ¿Qué me pongo hoy? ¿El saco negro o el azul?. ¡Qué aburrido! ¿Dónde está la individualidad? ¿Dónde está la libre expresión? ¿Acaso no pueden ser un poco más originales?

Mi corazón se sale de sí al ver especialmente a los muchachos jóvenes, a quienes se les exige seguir manteniendo el código de vestimenta de los Jasidim aún cuando ya han egresado de la secundaria. Cuán frustrante debe ser para una comunidad de espíritus jóvenes ser privados de su libertad de expresión, teniendo que vestirse no como ellos quisieran, sino como sus abuelos y bisabuelos.

Lo que más me sorprende de todo es como usted, Rabino Moss, un hombre inteligente que tuvo la fortuna de crecer dentro de una familia normal, australiana, elige abrazar los códigos de vestimenta y modos particulares del Jasidismo. ¡Cómo ha cambiado desde la última vez que lo vi en el secundario!. El motivo por el cual una persona podría desear subyugarse a la censura de su individualidad, realmente está fuera de mi entendimiento. Cálidos Saludos. Max.



Respuesta:

Agradezco su compasión e interés por los Judíos Jasídicos, incluyéndome a mí. Gracias por su sensibilidad y preocupación. Obviamente no puedo hablar por otros, es así que hablaré por mí. En lo que a mi persona respecta realmente me sucede lo opuesto a lo que usted menciona anteriormente. Los atuendos Jasídicos realmente colaboran para que sea una persona más creativa, original e independiente. Paso a explicarle por qué.

Ser original significa poseer algo propio y único que nadie posee. Según su opinión, para ser más originales se necesita una camisa rara, unos zapatos a la moda y un corte de pelo inusual. Lo más extravagante que uno se vea, así más uno resaltará de la multitud, estableciendo su identidad como individuo aislado de los demás.

Pero, permítame preguntarle: ¿Es eso realmente lo que lo hace diferente del resto? ¿Es esto sólo lo que puede hacer para ser único?¿Vestirse con tal o cual conjunto? ¿Acaso no puede otra persona hacer lo mismo que usted? ¿Es el aspecto exterior lo que define su individualidad? Para la tradición Judía lo que hace a cada persona un individuo único es su carácter, no su forma de vestir.

Cuando perteneces a una comunidad donde todos se visten del mismo modo la única manera de sobresalir es que uno sea original, no su ropa. A la gente que nos rodea le llamará la atención nuestro carácter, el modo de tratar a los demás, el lenguaje, el valor de nuestro espíritu, el clamor de nuestro corazón, los sacrificios, la calidad de nuestras relaciones y la sinceridad de nuestros argumentos. Uno no puede esconderse detrás de una individualidad basada en el corte de pelo y la moda, debes ser un sujeto "REAL".

Max, con esto no estoy diciendo que salgas a comprar un sombrero y un saco negro. Todos deben vestirse del modo que desean, pero tal vez debas re-pensar cual es la mirada que posees de ti mismo y como estás proyectando esta imagen al exterior. ¿No será, quizá, que muchos de nosotros nos obsesionamos con la idea de vestir de manera original tratando de compensar, la ausencia de un sentido genuino interno de individualidad y la falta de preocupación por nuestra verdadera misión y lugar en este mundo? Las personas que realmente se sienten cómodas con su individualidad no necesitan dejarse el pelo hasta los tobillos ni tatuarse de pie a cabeza. No caminan por el mundo semidesnudos para mostrar al resto su originalidad. Pelo largo, pelo corto, medias negras, medias amarillas, ¿a quién le importa? Lo que hay dentro de ti es lo que te hace realmente un hombre.

Max, ¿recuerdas tu entusiasmo aquel día en la escuela cuando descubriste a William Blake? "Para observar el mundo entero en un grano de arena, Para contemplar el cielo en una simple flor silvestre, Sostén el infinito en la palma de tu mano, Y mantén la eternidad en una hora". Esta conciencia Max, no se adquiere a partir de un modo particular de vestir. Nace del verdadero y más íntimo carácter de la persona.


Rabino Aron Moss

martes, 28 de diciembre de 2010

El Té Curador



Un paciente ingresa al consultorio y, como es habitual, se sienta frente al profesional, mientras le acercan un vaso de té, el cual dejan delante de él.

El paciente, espera que el doctor abra la conversación. No obstante, éste se limita a sonreír y observarlo.

Al cabo de unos minutos, el doctor le dice cordialmente:

- Si usted lo desea, podríamos iniciar la sesión.

Paciente: ¡Muchas gracias! Bien, quería primero decirle que ya me traté con tres psicólogos, sin éxito. También ingerí diversos fármacos y ninguno me ayudó lo suficiente para solucionar mi problema. ¿Por qué estoy aquí? Me han dicho que usted tiene un nuevo método y me dije: “¿qué más puedo perder?”. En realidad, no creo que estas sesiones sean diferentes a las anteriores, pero bueno, mis amigos me insistieron mucho y aquí estoy…

El doctor: ¡Ok!, entiendo que ya estuvo en lo de tres profesionales sin éxito, y que le insistieron para que me visite.

El paciente: Exactamente, eso es lo que dije.

El doctor: Veo que estás de acuerdo con lo que dije anteriormente.

El paciente: ¡Usted esta repitiendo lo que yo dije!

Alegó el paciente un tanto confundido.

Casi sonriendo, el médico le pregunta:

¿Usted está diciendo que yo repito sus palabras?

El paciente más confundido aún: Pero doctor, yo vine para que usted me trate ¿qué es todo esto?

El doctor: Usted vino para iniciar un tratamiento y no comprende qué es esto que yo solo repito sus palabras…

Al cabo de media hora que más se parecía a una charla de sordos que a una sesión terapéutica, el paciente casi se sentía perdido en el espacio.
Cuando el profesional le preguntó si deseaba fijar una nueva cita, sólo asintió con la cabeza por educación, aunque en su interior no se imaginaba así nuevamente, sentado delante de una persona que sólo repite sus palabras como un loro…

De camino a su casa, todo transpirado y confundido, se preguntó a sí mismo “¿Qué clase de psicólogo es este? ¡Repetía mis palabras como un grabador! me parece que él también necesita de un buen tratamiento…” Pero sin notarlo, percibió que ya hacía varios meses que le era casi imposible esbozar un sonrisa ¡y ahora, estaba riendo!...

Al cabo de una semana, desde muy temprano se preparó para la nueva sesión. Quince minutos antes de lo indicado, ya estaba esperando en la recepción.
Cuando se abrió la puerta para que ingresara, casi que saltó al consultorio y sin mediar palabra le dijo al doctor:

- Sepa usted, que la semana anterior he salido de aquí resuelto a no regresar jamás. Pero, a decir verdad, gran parte de los problemas que le comenté, como ser esos fuertes dolores estomacales, sueños que eran casi pesadillas, esa transpiración y sensación de ahogamiento constante, casi desaparecieron. No pregunte cómo fue, pero el cambio es muy grande. Aún no han desaparecido totalmente esos problemas, pero en comparación a mi estado la semana anterior, soy otra persona. ¡Hasta puedo reírme y sonreír, algo que ya hace 3 meses que no lograba! Dígame doctor ¿Qué tenía el té? ¿Qué gotitas le puso?...

El doctor: Entiendo que tenías decidido no regresar aquí, y que has notado una gran mejoría en todos los aspectos y que por ello preguntas, qué puse en el té…

El paciente: Exactamente eso dije. Pero ¿otra vez está usted repitiendo lo que yo digo?

El doctor: Usted afirma lo que yo digo, sólo que me reclama que estoy repitiendo sus palabras…

El paciente: ¡Un momento! ¡¿Qué puso en el té?! Seguro hay algún polvo, algo material, que se disuelve en el agua, y cuando uno lo bebe, influye directamente en el alma. En dos palabras algo material influye sobre el estado de ánimo general.

Pareciera que con un poco de atención y solidarizándose con el otro, el cambio interior es notable…

¡Al fin alguien que me escucha hasta el final! ¡Más aún, puede repetir todo lo que yo hablo! ¡Eso quiere decir que me escucha! ¡No me interrumpió en ningún momento y dejó que me expresara libremente!


El submarino

Escuchar significa, realizar un gran acto de favor hacia nuestros semejantes. Escucharlo hasta el final, sin interrumpirlo. Procurando comprender lo que nos quiere decir. Aun en el caso que ya entendí a qué se refiere y qué lo intriga, molesta o perturba, debemos escucharlo hasta el final.

Es nuestra obligación demostrarle que hemos comprendido todo lo que nos ha dicho…

Sería muy interesante si grabáramos nuestras conversaciones telefónicas, para poder constatar, cuántas veces interrumpimos a nuestro interlocutor, y si realmente comprendimos sus necesidades.
“Entendí, entendí, esta bien…” Casi no escuchamos más que unas cuantas palabras ¿y ya comprendimos todo?

El único que puede confirmar haber comprendido lo que oyó, es quien lo ha dicho, y sólo lo puede hacer, cuando yo le repita lo que creo haber escuchado…

Recordemos sólo el ejemplo del submarino.
Este medio de trasporte navega por las profundidades del mar sin un camino visible a seguir, ni meta a alcanzar. Allí abajo no se ven los puertos, las islas o las estrellas, para estar seguro hacia dónde uno se dirige. Pero el capitán, reparte órdenes:

-¡Veinticinco grados a la derecha! ¡Motores al máximo!

Si el marino a cargo del timón no entiende correctamente las instrucciones, puede costarle la vida a toda la tripulación. Por lo tanto, debe repetir de inmediato las indicaciones palabra por palabra, textualmente, y luego de recibir el consentimiento del capitán, las llevará a la práctica.

Cuando un niño no actúa como tú le pides, será tal vez, que no le llegó el mensaje correctamente. O, tú no has captado su requerimiento o no puede comprender tu mensaje.

Escuchar y ser escuchado. Este es el proceso obligado para lograr una comunicación correcta y mejorar las relaciones entre las personas, como así también poder darle a nuestros hijos, aquello que necesitan y ayudarlos a que puedan crecer sanamente. •


Revista "Entre Todos" - Sucath David (págs. 26 y 27)

miércoles, 15 de diciembre de 2010

¿Simplemente Niños Jugando?


El Rabino Arye Levin sz”l (conocido como “el tzadik de Ierushalaim”) estaba parado afuera de la escuela en la que enseñaba, observando a los niños durante el recreo. Junto a él, estaba su hijo R. Jaim, quien también se desempeñaba como maestro en la escuela.

“¿Qué ves?” - preguntó R. Arye a su hijo.
“Nada fuera de lo común: solamente hay niños jugando” - respondió el hijo.
“Dime algo de lo que observas en ellos” - insistió R. Arye.
“Bien, David está allí cerca de la puerta con las manos en los bolsillos - seguramente no tiene vocación de atleta… Moshé, está jugando de manera agresiva - debe ser indisciplinado… Ia’acov, está soñando o analizando el movimiento de las nubes, supongo que no lo invitaron a jugar…, pero en general: solamente hay niños jugando”.
R. Arye lo miró y exclamó: “No - mi hijo - no sabes observar a los niños.”

“David está cerca de la puerta con las manos en los bolsillos, porque no tiene sweater. Sus padres no tienen los medios para adquirirle ropa de invierno. Moshé es agresivo, porque su maestro lo reprobó y se siente frustrado. Ia’acov está abatido, porque su madre está enferma y carga con la responsabilidad de su casa”.


“Para ser maestro, debes conocer las necesidades y limitaciones de cada niño a fin de brindarle la atención debida e intentar cubrir esas necesidades.

Pensemos por un momento en una silla de cuatro patas. Si una de ellas está floja, no se sostiene. Los niños están rodeados por los padres, los docentes, los compañeros y los medios externos. Ni los padres (aun si nos ponemos de acuerdo), ni los docentes (aun si trabajamos en consonancia con los padres) somos omnipotentes como para proteger a los niños de estar expuestos y ser partícipes de una carrera competitiva, al margen de las demás contrariedades que cada uno sobrelleva, pues la influencia les llega también a través de sus compañeros. Aun si todos los padres de una institución sumáramos esfuerzos para crear un microclima comunitario, tendríamos que lidiar con la rutina nociva e poderosa de los medios de comunicación, letreros publicitarios, etc.

Cada época tiene sus desafíos y los cambios suceden más con mayor rapidez y de manera más solapada de lo que los percibimos. Hoy en día, nos toca encarar este flagelo como objetivo central de nuestro esfuerzo por educar una nueva generación que crea en la bondad y en la generosidad, en lugar de ser miembros de un “ring” de peleas. Y si perseveramos en este punto - todos juntos con la ayuda de D”s - espero que triunfemos…

Rab Daniel Oppenheimer

domingo, 5 de diciembre de 2010

Una Profunda Plegaria...


Di-s mío...
.
.
Ayúdame a decir la palabra de la verdad en la cara de los fuertes,
y a no mentir para congraciarme el aplauso de los débiles.

Si me das dinero, no tomes mi felicidad,
y si me das fuerzas, no quites mi raciocinio.

Si me das éxito no me quites la humildad y si me das humildad, no quites mi dignidad.

Ayúdame a conocer la otra cara de la imagen, y no me dejes acusar a mis adversarios, tachándoles de traidores porque no comparten mi criterio.

Enséñame a amar a los demás como me amo a mí mismo,
y a juzgarme como lo hago con los demás.

No me dejes embriagar con el éxito cuando lo logre,
ni desesperarme si fracaso.

Más bien, hazme siempre recordar
que el fracaso es la prueba que antecede al éxito.

Enséñame que la tolerancia es el más alto grado de la fuerza
y que el deseo de venganza es la primera
manifestación de la debilidad.

Si me despojas del dinero, déjame la esperanza,
y si me despojas del éxito, déjame la fuerza de voluntad
para poder vencer el fracaso.

Si me despojas del don de la salud,
déjame la gracia de la fe.

Si hago daño a la gente, dame la fuerza de la disculpa,
y si la gente me hace daño,
dame la fuerza del perdón y la clemencia.

Di-s mío... si yo me olvido de ti… ¡Tú no te olvides de mí!


“Compartiendo y disfrutando” Nº300

domingo, 24 de octubre de 2010

Carta De Un Padre A Una Hija



Querida hija:

El día que este anciano ya no sea el mismo, ten paciencia y comprende.
Cuando derrame comida sobre mi camisa y olvide como atarme mis zapatos, tenme paciencia, recuerda las horas que pasé enseñándote a hacer las mismas cosas.

Si cuando conversas conmigo, repito y repito las mismas palabras y sabes de sobra cómo termina, no me interrumpas y escúchame.
Cuando eras pequeña para que te durmieras, tuve que contarte miles de veces el mismo cuento hasta que cerrabas los ojitos.

Cuando estemos reunidos y sin querer haga mis necesidades, no te avergüences y compréndeme que no tengo la culpa de ello, pues ya no puedo controlarlas. Piensa cuántas veces cuando niña te ayudé y estuve pacientemente a tu lado esperando a que terminaras lo que estabas haciendo.

No me reproches por que no quiera bañarme, no me regañes por ello. Recuerda los momentos que te perseguí y los miles de pretextos que te inventaba para hacerte más agradable tu aseo.

Cuando me veas inútil e ignorante frente a todas las cosas tecnológicas que ya no podré entender, te suplico que me des todo el tiempo que sea necesario para no lastimarme con tu sonrisa burlona. Acuérdate que fui yo quien te enseñó tantas cosas. Comer, vestirte y cómo enfrentar la vida tan bien como lo haces, son productos de mi esfuerzo y perseverancia.

Cuando en algún momento, mientras conversamos, me llegue a olvidar de qué estamos hablando, dame todo el tiempo que sea necesario hasta que yo recuerde; y si no puedo hacerlo… no te impacientes; tal vez no era importante lo que hablaba y lo único que quería era estar contigo y que me escucharas en ese momento.

Si alguna vez yo no quiero comer, no me insistas. Sé cuánto puedo y cuándo no debo. También comprende que con el tiempo, ya no tengo dientes para morder ni gusto para sentir.

Cuando mis piernas fallen por estar cansadas para andar… dame tu mano tierna para apoyarme como lo hice cuando comenzaste a caminar con tus débiles piernitas.

Siempre quise lo mejor para ti y he preparado los caminos que has debido recorrer.
No te sientas triste, enojada o impotente por verme así. Dame tu corazón, compréndeme y apóyame como lo hice cuando tú empezaste a vivir.

De la misma manera como te he acompañado en tu sendero, te ruego me acompañes a terminar el mío.

Dame amor y paciencia, que te devolveré gratitud y sonrisas con el inmenso amor que tengo por ti.

Te quiere,

Tu Padre.

sábado, 23 de octubre de 2010

El Viejo Truco Del Plan "B"

Pregunta:

"Vivo la vida equivocada. Debería haber estudiado ciencias y no humanidades. Y aun así debería haber obtenido mi diploma de humanidades, como mis padres deseaban, no un diploma en baloncesto. Debería haberme casado con Ellen. Debería vivir en Atlanta, no en Atlantic City. Todo va de mal en peor. ¿Qué es lo que debo hacer ahora? ¿Por qué salen mal las cosas?".

Respuesta:

Tal vez no desees oí esto pero: todos tus miedos están justificados. No eres un paranoico. Quizá tengas razón en todo lo que dices… ¿Te preguntas cómo lo sé? Porque el mundo entero funciona a partir del plan “B”.

Seguro existe un plan “A”. El modo en el que las cosas deberían funcionar. Pero en la historia del mundo, no hubo ni una sola cosa que haya salido como hubiésemos deseado.

Adam no debería haber comido del árbol del fruto prohibido. Se suponía que Abel y Caín deberían haber solucionado sus diferencias hablando. Todo el mundo debería haberse llevado bien. Pero las cosas se nos fueron de las manos desde el principio. Di-s ahogó a todos los especímenes creados para comenzar la historia nuevamente. Pero las cosas nunca dejaron de salir mal…

Tomemos como ejemplo la historia de Esav y Iaakov.
Esav nació con ciertos desafíos a cumplir, él debería haberse dado cuenta de esto. Se suponía que crecería como el “valiente proveedor de lo material”; mientras que Iaakov se dedicaría el estudio.
Esav no cumplió con su parte y por su parte, Iaakov terminó haciendo el trabajo de los dos. Acabó recibiendo la bendición de la primogenitura que le “pertenecía” a Esav y casándose con la que tendría que haber sido esposa de su hermano. Le llevó veinte años obtener las dos esposas de la casa de Labán. Esav lo hubiese logrado tan solo en un día.
¿Y Iaakov? Era el hombre equivocado para ese trabajo. Este es el plan “B”.

Y he aquí el caos y desorden de Iosef y sus hermanos, un ejercicio que nos enseña a ver cuántas cosas pueden resultar mal en una historia.
Iosef no sabía comunicarse. Sus hermanos lo mal interpretaron. Iehudá no calculó y Reubén perdió el control de la situación.
El éxodo parece una experiencia excitante, pero no nos olvidemos que la primera visita al Faraón fue un verdadero desastre: nueve de las diez plagas fueron definitivamente un “fracaso”. Más tarde cuando finalmente llegamos al punto cúlmine de la historia, la entrega de la Torá, la gente cometió la “gran metida de pata”: la confección del becerro de oro. El becerro no estaba supuestamente dentro del guión.

Siempre hay un guión, pero nunca se pone en práctica. Este es unos de los motivos por los cuales la Torá comienza con la letra “Bet”, la segunda letra del alfabeto hebreo. Porque todo el mundo funciona a partir del plan “B”. De hecho, si estudias los Seís Días de la Creación, según nuestros comentaristas, ningún día las cosas salieron exactamente como deberían haber salido.

Aparentemente, antes del comienzo de nuestro mundo, en un tiempo contiunuo que no influye al nuestro ni por un nano segundo, existían otros mundos donde todas las cosas salían bien. Había mundos en donde Adam y Javá eran “buenos chicos” y ni siquiera tocaban el fruto prohibido. Allí Caín y Abel eran buenos hermanos eternamente.
Un mundo donde Esav se casó con Leá y ayudaba económicamente a su hermano Iaakov para que pudiera obtener su diploma en pensamientos espirituales a través de la meditación dentro del mundo. Toda la gente era tan buena y amable, el mundo estaba lleno de luz, el mal no tenía oportunidad de existir.
Esos mundos existentes dentro de la grandiosa “imaginación” de Di-s eran el plan “A”. “El Plan”.

¿Qué sucedió con todo esos mundos?
Bien, Di-s observó aquellos, evocó Suprema Sabiduría y los desechó uno por uno, siguiendo adelante hasta finalmente Crear nuestro mundo, invistiéndose dentro de las infinitas formas de la conciencia de un frágil ser que da un paso adelante y se tropieza, un mundo donde Murphy tiene más credibilidad que Newton, y por lo que te casaste con Ellen y no con Jessica. Donde todo el progreso de la vida y la historia no es otro cosa que una sucesión de “metidas de pata”.

Y he aquí que Él te dice: “¡esto e lo que llamas mundo!”. Y es entonces cuando Él decide elegir el plan “B”, un mundo real, no un fugaz imaginario como los otros mundos. Es aquí en donde Él decide entregar la Torá.

Así que seguramente debes preguntarte: “¿qué tiene de valioso un mundo de fracasos, desorden y pecado? ¿Qué es lo que sucede con este Di-s que crea seres que descaradamente ofuscan Su Plan Divino. Si lo que desea es bondad, belleza, luz, sabiduría, ¿por qué elegir un lugar violento, gris y oscuro para que lo contenga? “.

La respuesta es que seguramente debe haber algo más profundo que “El Plan”. Hay un “Director del Plan”. No solamente existe un “guión”, existe una obra. No sólo hay una partitura de música, hay un músico.
Tomemos el siguiente ejemplo: digamos que pasas cerca de un cuarto y oyes sonar un piano. Te detienes a escuchar y piensas: “tal vez no es el piano. Seguramente hay un pianista tocando”.
Escuchas un poco más y logras oír una equivocación. La música se detiene. Una pausa. Luego la misma estrofa se repite, quizá varias veces. Más tarde, la música continúa.
“¡Aha!”, exclamas, “es una persona. Existe alguien detrás de la música”.
¿Y sabes qué? A partir de allí, la melodía logra llegar a una profundidad completamente inesperada.

Pero cuando Di-s eligió “el Plan”, no lo hizo porque debía hacerlo o porque esto lo define a Sí mismo. Optó por esto libremente. Desea que este aspecto esencial de Él, el cual está fuera y libre de cualquier definición, sea revelado a partir del “Plan”. Él quiere que se escuche al “músico”, no solamente a la música.
La oportunidad aparece con cada “fracaso”. La oportunidad de alcanzar la profundidad de la esencia de las cosas, la profundidad en ti mismo y en la verdad.
El fracaso en sí mismo tal vez sea una carga, pero el fruto de reordenarlo es mucho más precioso que el oro.

Este es el motivo por el cual la Torá entra en nuestro mundo y no en otro.
Hay una sabiduría de la creación, de la belleza, de la luz. Pero la Torá es aun más profunda que todo esto. La Torá es la sabiduría de la sanación, del reordenamiento de los fracasos. Y esta es la sabiduría que Di-s mismo toca.

Querido, toma ventaja. Los ángeles están celosos. Ellos aun están atrapados en el plan “A”.

Rab Tzvi Freeman (revista “Jabad Magazine” N°122)

viernes, 17 de septiembre de 2010

Iom Kipur: El Placer Del Pecado


Pregunta:

El día de Iom Kipur me resulta deprimente. ¿Por qué pasar todo un día concentrados en nuestros pecados y fracasos? ¿Necesitamos que nos recuerden cuán lejos estamos de ser perfectos?


Respuesta:

Iom Kipur es una celebración de nuestra condición de humanos. Y esa condición implica ser imperfectos.

El fracaso humano es absolutamente predecible y Di-s ha ubicado en el calendario un día al año para el perdón. No es una festividad opcional destinada solamente a quienes pueden haber pecado. Iom Kipur nos llega todos los años, en forma individual, a cada uno de nosotros. Es como si se esperara que cometiéramos pecados, que siempre hubiera metidas de pata por las que luego tendremos que hacer las paces. A Di-s no le sorprenden para nada nuestros fracasos, de modo que Él nos permite hacer una especie de 'reset' cada año. Nunca se sugirió que fuéramos perfectos.

Cada Iom Kipur recibimos una carta de Di-s en la que nos dice algo así como esto:

Yo sé que eres un ser humano. Los seres humanos no son perfectos. Te hice así. Y, te quiero igual. En realidad, ése es el motivo por el que te amo, porque no eres perfecto. Antes de crearte ya tenía la perfección. Lo que espero de la creación es un mundo imperfecto que se esfuerza por mejorar, colmado de seres humanos que fracasan, se levantan y siguen adelante. Sin embargo, por ser imperfecto pero perseverante, tú has cumplido con el propósito de tu creación. Has alcanzado la única cosa que no puedo hacer sin ti, has traído al Di-s perfecto a un mundo imperfecto.

Gracias.

Con Amor, Di-s .

Para todos los que no somos perfectos, Iom Kipur es nuestro día. En lugar de deprimirnos por nuestros fracasos, los celebramos. Cada pecado, cada falta cometida, cada intento fracasado por vivir de acuerdo con nuestro objetivo es una nueva oportunidad para crecer y mejorar. El fracaso en nuestra misión es, en sí mismo, parte de la misión.

Iom Kipur es el día en que Di-s nos agradece por ser humanos, y nosotros le agradecemos a Él por no ser perfectos. Si lo fuéramos, no tendríamos nada que hacer.


Rabino Aaron Moss

domingo, 8 de agosto de 2010

Teshuvá: Un Pequeño Gran Acto


Una frase sencilla, salida de la boca de un Iehudí, una palabra agradable, con el único y elevado deseo de ayudar al compañero, tiene tanta fuerza que, hasta puede transformar el mal en bien.

No estamos diciendo nada novedoso, siempre lo supimos, pero cada nueva historia que escuchamos, agrega brillo a esta afirmación. La que relataremos a continuación, fue contada por el director de un seminario muy conocido de Ierushalaim.
Se trata de la historia de un familiar cercano a él, que logró retornar a las fuentes del judaísmo, de una forma muy conmovedora.

Así nos cuenta:
Esta persona, no cumplía ningún precepto de la Torá. Durante años, intentamos influenciarlo, para que cambiara su forma de vida, perosistemáticamente, se negaba a escucharnos y escapaba de toda cosa quetuviera alguna relación con temas de santidad.
Cuando falleció su padre, hizo el mínimo duelo posible, después de los primeros siete días, dijo un Kadish por aquí y otro por allá, continuado luego con su vida, firme en su tesitura de no incorporar ningún cambio que lo acercara a la religión.
Unos años después, también falleció su madre.

A cabo de unos meses, nos sorprendió, al encontramos con él, con una kipá sobre su cabeza. Pero además, nos aclaró que ahora rezaba todos los días, cuidaba el kasher y Shabat, y "voy en camino de cuidar todas las mitzvot".
Nos preguntábamos qué o quién había influido sobre él, para que cambiara tan drásticamente. Nosotros lo habíamos intentado durante años, sin éxito…
Él mismo se encargó de revelarnos el misterio:

"Cuando finalizaron los siete días de duelo, por el fallecimiento de mi mamá, se acercó a mí, un pariente, un religioso de forma agradable, que me preguntó con suavidad y afecto: "¿Deseas hacer algo pequeño y sencillo, para la elevación del alma de tu mamá?".
Cuando escuché que se trataba de algo "pequeño y sencillo", respondí: "estoy dispuesto".
¿Quién puede no estar dispuesto a hacer algo mínimo por su mamá?

Al escuchar mi respuesta positiva, continuó: "todos los días viernes, antes del comienzo de Shabat, afloja la lamparita de la heladera, para que, cuando la abras no se encienda la luz. Cuando lo hagas, dedica este acto, a la elevación del alma de tu madre".
Acepté y lo llevé a la práctica. Todos los viernes, antes del comienzo de Shabat, aflojaba la lámpara de la heladera. Podía sentir, dentro de mi corazón, que con este acto elevaba el alma de mi mamá. ¿Existe algo más fácil que esto?

Pero, pasaron algunas semanas, y comencé a plantearme: "¿Si no enciendes la luz de la heladera, por qué lo haces con la luz de la habitación?". Intenté desechar esta idea, pero por cuanto soy una persona que actúa según las reglas de la lógica, la pregunta repercutía en mi cabeza:"¿si no enciendes la lámpara de la heladera, por qué enciendes la lámpara de la habitación?"
Finalmente, contraté un electricista, para que instalara un reloj de Shabat, así no tendría necesidad de encender la luz en las habitaciones.

Llegó el turno de la radio.
"Si no enciendo la luz de la heladera ni la de las habitaciones, ¿porqué enciendo ese aparato?".
De esta forma, lentamente, fui dejando de escuchar radio en Shabat.

A continuación comencé a preguntarme: "¿si no enciendes la luz, ni la radio, por qué enciendes el auto en Shabat, si el mecanismo es el mismo?".
De esta forma, paulatinamente, fui evitando todo acto que representara una profanación de Shabat, hasta que lo logré, casi por completo.

Un viernes por la noche, no sabía qué hacer… "no enciendo la radio, no viajo en auto, ¿en qué puedo ocupar mi tiempo?" Recordé que cerca de casa hay un Bet Hakneset y fui hacia allí.
Tanto la gente que concurría habitualmente a rezar, como el Rab, me recibieron con gran cordialidad. No sabían a qué había venido al Templo, pero de todas formas me dieron una bienvenida calurosa y agradable.
Cuando terminó la Tefilá, sentí una elevación especial… Se acercó hacia mí el Rab invitándome a compartir el banquete de Shabat, en su casa.
Demás está decir, el sentimiento que me embargó en ese momento. Yo, un pecador, invitado a la casa del Rab, compartiendo su mesa…

Después del banquete, me pidió que lo acompañara al Bet Hakneset, donde dictaría, como de costumbre, su curso de Torá. Me hizo sentar asu lado y pude disfrutar de una clase emocionante.
De esta forma, comencé a recibir sobre mí el compromiso de cumplir las Mitzvot, y aquí me ven… convertido en un completo Baal Teshuvá".

Quien contó esta historia, para finalizar, agregó que, como suele suceder, el "responsable" que inició esta cadena de Mitzvot, a través de una idea fácil y sencilla, con la que logró convencer a esta persona que hiciera algo, por la elevación del alma de su madre, no estaba enterado del efecto de su intervención… "pero nosotros nos encargamos de hacérselo saber y combinamos un encuentro entre ambos, que al verse se fundieron en un cálido abrazo y lloraron de emoción".

¡La fuerza de una frase! Y la fuerza de una pequeña lamparita, dentro de la heladera.
Tal es su fuerza, que le permitió a una persona generar un cambio tan elevado, que su luz alumbrará por generaciones.

Cuando lea esta historia, comprenderá que Di-s no le pide demasiado, sólo que se ponga en movimiento, que avance y se comprometa con un pequeño acto, aunque sea, aflojar la lamparita de la heladera, antes que comience Shabat.
Sabemos que nuestra generación, especialmente los más jóvenes, está expuesta a pruebas difíciles que nuestros antepasados ni siquiera conocieron. Los tropiezos a los cuales se está expuesto en la actualidad, son de la clase que impurifica el corazón y el alma haciéndose muy difícil pensar en términos de Teshuvá.

Pero deben saber, que si desean retornar, si realmente lo desean, aunque hayan descendido hasta las profundidades, alcanza con un pequeño acto positivo, para borrar lo hecho anteriormente. Esta no es una mera fantasía, ni un intento de persuasión. Es una verdad absoluta.
¿Les es difícil realizar grandes acciones? Hagan una pequeña. Comiencen a escalar a partir del punto cero. Acérquense lentamente, y, con la ayuda de Di-s llegarán a la cúspide.

Fascículo semanal "Mahor HaShabat"

viernes, 23 de abril de 2010

Epístola Del Rambán A Su Hijo


Esta carta fue enviada por el Ramban (Rabbí Moshé ben Najmán) desde laciudad de Acco a su hijo que vivía en Cataluña, a quien le pidió que la leyera una vez por semana y que la estudiara con sus hijos hasta que éstos la hubieran aprendido de memoria, de modo de inculcarles el Irat Shamaim(temor al Todopoderoso) necesario para la vida de un judío. Agregó además que en el día en que la leyese, serían cumplidos sus deseos. Aquél que acostumbra a estudiarla, podrá tener la seguridad de que será salvado de cualquier infortunio ganando el Olam Habá (el mundo venidero).

“Hijo mío, escucha el consejo de tu padre y no abandones la enseñanza de tu madre (Mishlé). Acostúmbrate a expresarte con tranquilidad hacia cualquier hombre y en todo momento. Y, de esta forma, te apartaras de la cólera, que es una mala cualidad que provoca el pecado del hombre.

Dijeron nuestros Rabanim z”l: A quien se enfada se le castiga con todas las categorías del infierno (Nedarim 21) pues está escrito: Aparta la ira de tu corazón y sacarás el mal de tu cuerpo. ´ (Kohelet 11). Se interpreta que la maldad es el infierno pues estimamos: Y también el malvado
en el día de su juicio... Y el veredicto para un malvado es el infierno (Mishle 16).

Y desde el momento en que té apartes del enojo, introducirás en tu corazón la modestia, la mejor cualidad que puede poseer una persona. Está escrito: “El extremo de la humildad es el temor al todopoderoso” (Mishle 2). Por la modestia llegarás al Eterno porque meditarás de dónde provienesy hacia dónde vas, que no eres más que un gusano en tu vida y en tu muerte, y delante de quien serás juzgado y darás cuenta de tus actos, delante del Rey Todopoderoso (Avot 3).

Está escrito: los cielos no te pueden abarcar, menos aun el corazón de los hombres. (Divré Ha yamin). Leemos también: Yo lleno los cielos y la tierra, dijo el Eterno (Irmiahu 88,23). Cuando pienses en todo esto temerás a tu creador, te cuidaras del pecado y con esas virtudes vivirás feliz con lo que tienes.

Cuando seas modesto, hasta sentirte inferior a cualquier persona y temas al creador y al pecado, reinará sobre ti el espíritu de la Shejiná y el brillo de su Gloria en la vida eterna. Y ahora hijo mío, ten presente, que el que se enorgullece de si mismo y es soberbio, se rebela al Reino celestial, porque pretende vestirse con sus atuendos, pues está escrito:´Di-s reinó de orgullo se vistió (Tehilim 93). ¿Y con que puede enorgullecerse el hombre?. Si es por su riqueza, está escrito:´Di-s es el que empobrece y enriquece (Shmuel 1,1). Si es por el honor que puede merecerse, ¿acaso no es también de Di-s?. Encontramos escrito: La riqueza y el honor de ti proceden (Divré Hayamin 1,39).

Y, ¿cómo puede el hombre cubrirse con el honor que no es suyo, que esel que Hakadosh Baruj Hú le pone delante; y si pretende ser alabado por suinteligencia:´Di-s quita el habla a los que dicen ser alabados por suinteligencia (Yob 12). Vemos que todo es igual a los ojos del Eterno, porque su palabra derriba a los erguidos y por Su voluntad levanta a los caídos. Por eso debes caer por ti solo y te levantará el Todopoderoso.

Ahora te explicaré cómo habrás de conducirte en el camino de la modestia, para que transites por el todos los días de tu vida: Que tus palabras salgan de tu boca con tranquilidad, que tu cabeza esté gacha y tus ojos miren hacia abajo, hacia la tierra, pero que tu corazón permanezca hacia arriba (pensando en las maravillas del Eterno). Nunca mires a nadie con desprecio, que cualquier hombre a tus ojos sea más grandes que tú. Si esinteligente o si es rico, debes respetarlo. Y si él es pobre y tu rico, omas sabio que él, con respecto a ti, debes respetarlo, pues si él peca, lo hace sin quererlo, pero si tú pecas, lo haces intencionalmente.

En tus palabras, tus actos, tus pensamientos, y en todo momento, considera que te hallas frente al Todopoderoso y que su Shejiná está sobre ti, porque El llena todo el mundo´, entonces tus palabras serán dichas conel temor de un esclavo ante su amo.

Te sentirás inferior a cualquier persona y si alguien te llamara nunca contestes elevando la voz, sino con suavidad, como si estuvieras delante de tu dueño.

Prestarás atención en leer la Torá y en cumplirla todo lo que puedas, y cuando hallas estudiado trata de aplicar lo que haz aprendido. Controla tus actos, tanto durante el día como por la noche: Así toda tuvida será Teshuvá (arrepentimiento). Apartarás de ti cualquier cosa mundanaen el momento de la Tefilá, así prepararás tu corazón delante del Eterno y purificarás tu pensamiento. Debes reflexionar sobre cada palabra antes de que salga de tu boca.

Así te comportarás durante todos los días de tu sana vida, en todaoportunidad, y no pecarás. De esto forma tus palabras tus actos y tus pensamientos serán rectos y tu Tefilá íntegra, límpida, y aceptada por el creador, pues está escrito: prepararás sus corazones y atenderás tus oídos.(Tehilim 10).

Lee esta carta una vez a la semana y no dejes de cumplir absolutamente nada de lo que en ella dice y ve tras ella, tras el Eterno, para que tengas éxito en todos tus caminos y merezcas el Mundo Venidero reservado para los justos. Y cada día que la leas será dado desde el Cielo todo lo que tu corazón ansíe, Amén Selah.

viernes, 16 de abril de 2010

De Ostras Y Perlas...


Una ostra que no ha sido herida no puede producir perlas.
Las perlas son producto del dolor, el resultado de la entrada de una sustancia extraña e indeseable al interior de la ostra, como un parásito o un grano de arena.

En la parte interna de la ostra se encuentra una sustancia lustrosa llamada nácar. Cuando un grano de arena penetra en la ostra, las células de nácar comienzan a trabajar y cubren el grano de arena con capas y capas y más capas de nácar para proteger el cuerpo indefenso de la ostra. Como resultado, se va formando una hermosa perla.

Una ostra que no haya sido herida de algún modo, no puede producir perlas. Porque la perla es una herida cicatrizada.

¿Te has sentido lastimado por palabras hirientes?
¿Has sido acusado de haber dicho cosas que nunca dijiste?
¿Tus ideas fueron rechazadas o mal interpretadas?
¿O quizás fueron tomadas por alguien para presentarlas como propias?
¿Has sufrido golpes de los que adquieren ideas preconcebidas indebidamente?
¿Has sido objeto de la indiferencia? Entonces… ¡Produce una perla!
Cubre cada una de tus heridas con varias capas de amor.

Muchas personas sólo aprenden a cultivar resentimientos, dejando sus heridas abiertas, alimentándose con sentimientos pobres, los cuales impiden que las lesiones cicatricen.

En la vida real vemos muchas “ostras vacías” no porque no hayan sido heridas, sino porque no han sabido perdonar, comprender y transformar el dolor en amor.
Vale la pena enfrentar las heridas.
No seas vencido por los aspectos negativos, vence siempre con el bien... ¿Cómo está tu perla?

Publicación semanal "Or Mizrah" Nº410

viernes, 9 de abril de 2010

Estrenando Oficina...



Una persona acababa de inaugurar su nueva oficina, en el piso 50 de una moderna torre. La última tecnología se había utilizado en su construcción, sobre todo en materia de seguridad.
Entusiasmado por la novedad, no reparó en el horario y, tal como se había programado, los mecanismos de seguridad comenzaron a activarse... automáticamente todas las puertas se cerraron herméticamente y los teléfonos se bloquearon.

Al darse cuenta, ya era tarde. Se asomó por la ventana y llegó a observar como las últimas personas se alejaban del edificio. Intentó gritar, pero nadie lo escuchaba.
¿Cómo llamar la atención? Miró a su alrededor y reparó en la caramelera que estaba sobre su escritorio, la que le había obsequiado su esposa con motivo del nuevo estreno, para convidar a sus potenciales clientes.
"¡Qué buena idea!", dijo, y comenzó a arrojar uno a uno, todos los caramelos. Los transeúntes levantaban el dulce, le quitaban el envoltorio, se lo llevaban a la boca... ¡y seguían su camino sin siquiera mirar hacia arriba para saber de dónde provenían!

Al darse cuenta que esta técnica no funcionaba, y temiendo pasar toda la noche allí, sacó su billetera y tomó unos dólares. Arrojaba de a cinco, de a diez, de a veinte...
Las persona veían el dinero en el piso... miraban para un lado, para el otro... y cuando ya estaban seguros que nadie los observaba, levantaban el billete y se iban rápidamente.

"¿Y ahora qué hago?", pensó nuestro protagonista.
Sobre una repisa había una hermosa piedra de mármol tallado, obsequio del arquitecto, quien había decorado su moderna oficina. Sin pensarlo dos veces levantó la pesada piedra, se acercó a la ventana y... ¡allí va!

Gracias a Di-s, cayó apenas a unos centímetros de una persona que pasaba por el lugar, quien enfureció y llamó a la policía para que atrapara al inconciente que había arrojado esa piedra, cual podría haberle costado la vida.
De esta manera, nuestro infortunado amigo del piso 50 pudo pedir auxilio y salir de allí.

Nos pasan cosas lindas en la vida...
Recibimos dulces, dinero... quitamos el envoltorio, guardamos el dinero en el bolsillo y ni siquiera nos preguntamos quién nos mandó aquello.
¿Cuándo si recordamos mirar al cielo? Cuando ocurre un suceso que nos hubiese gustado que no ocurriera...

Publicación semanal "Maor HaShabat" Nº75

jueves, 1 de abril de 2010

Egipto Actual, Aquí Y Ahora


¿Quién es Egipto hoy en día?

No nos suena muy bien la palabra “Egipto”, ¿no?
Pero aunque no sepamos muy bien lo que es, siempre que estudiamos el tema de Pesaj, y cuando nos nombran Egipto, se nos viene a la cabeza todo lo que sea presión, esclavitud… y palabras similares. ¿Verdad?

Hoy en día podemos llamar “Egipto” a muchas cosas…
Es verdad que no estamos dentro de Egipto físicamente, pero como ya sabemos todos, la Torá vive y existe también en la actualidad, hoy…

¿Pero que quiere decir que “Egipto está hasta hoy en día”?
Si no nos sentimos en Egipto... no estamos.
Yo quisiera definir cuales son los “Egiptos” actuales, que yo siento que existen en la actualidad.

Pero antes, vamos a empezar a definir un poco lo que es “esclavo”:

Muchas veces una persona no quiere dejar de ser “esclavo”, y aunque parezca raro, no quiere salir de aquella esclavitud…
En la Torá está escrito que en la época de antes existían los esclavos, pero de verdad (Éxodo 21). No como hoy en día, que existen las empleadas domésticas y se van los fines de semana… no.
Antes los esclavos eran una propiedad…del amo.
Pero en un determinado tiempo, a aquel esclavo le correspondía la libertad (a los 6 años o si caía el año de jubileo en la mitad).

También aquella porción de la Torá nos cuenta que puede ser que llegue el caso que el esclavo no quiera ser liberado. Y para que ello suceda, el amo debe punzarle la oreja y agujerearla la misma al esclavo. ¿Y eso por qué?

Porque esa actitud no está muy bien…Hashem quiere que la persona algún día se libere para que en vez de ser esclavo de una persona carne y hueso, tenga que trabajar a Di-s.

Lo mismo pasa con nosotros…
A veces no queremos liberarnos de nuestros propios “Egiptos” por miedo de afrontar lo nuevo…La libertad.
Entonces seguimos presos de nuestras propias cosas. Y eso no está muy bien.
Porque seguimos presos… lamentablemente.
Tenemos que animarnos a liberarnos de nuestras propias riendas que nos armamos para poder, con la ayuda de Di-s, ser libres de verdad.
¿Qué estás esperando? ¿ No te cansaste ya de tus propias esclavitudes?

Volviendo al tema, quisiera definir qué es Egipto…
Hoy en día para mi Egipto es:
La falta de recato, el autoengaño, el ser esclavo de las opiniones de los demás, el no pensar, no usar nuestras cosas para el bien, no poder elegir.
Cada uno tendrá sus propios “Egiptos” que lo “encarcelan”. Cada uno sabrá.

Para cerrar el tema, le pido a Hashem que nos ayude a todos a salir de nuestro propio Egipto.
Y como dirían algunos… Hoy en día no hay que salir de Egipto, hay que sacar a Egipto de nosotros… Claro, como que ya llegamos a tal nivel que Egipto no está afuera, sino bien dentro nuestro.

¿Qué grave, no? El imperio Egipcio nos sigue persiguiendo, y conquistó nuestro corazón… ¿Lo vas a dejar? ¿O lucharás para que no conquiste tus lugares mas preciados? ¿Como ser tu corazón, tus ojos?
Eso se logra cumpliendo solo lo que está escrito en nuestra sagrada Torá.
Que cuando uno lo cumple de verdad, es la única manera de saber lo que es la libertad.

Quiera Hashem ayudarnos en nuestra tarea de sacar a Egipto de dentro nuestro y poder trabajarlo solo a Él... A nuestro padre que está en el Cielo que tanto nos quiere, y tanto desea nuestro bien.

¡Pesaj Kasher Besameaj!
Colaboración: Shoshaná Iudith Lebaná Safdie

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lunes, 29 de marzo de 2010

Pesaj: Sacrificándonos Por El Bienestar De Todos

Nos acercamos a la festividad de Pesaj. La fiesta “preferida” de los chicos, de las familias y de los jóvenes. La festividad en la que los “zeides” (abuelos) se reúnen con todos sus nietos, hijos y bisnietos, observando por fin, a la familia unida (en el mejor de los casos…)

¿Por qué esta festividad lleva de nombre “Pesaj”?

La palabra “Pesaj” proviene del vocablo “pasaj”, que significa “saltear” (Éxodo 12:23). En la última de las diez plagas, Di-s ordenó a los judíos pintar sus dinteles de sus jambas con la sangre del sacrificio pascual para que sus casas no sean azotadas con aquella catástrofe (muerte de los primogénitos). Para diferenciar las posadas de los judíos con la de los egipcios.

La pregunta salta a la vista: ¿acaso Di-s necesita que le marquen quién es judío y quién no? Si los judíos no colocarían aquella señal, ¿Él no se hubiese enterado quién es quién? ¡Si Hashem es Todopoderoso y todo lo sabe!, ¡Él nos creó!

En realidad, sin dudas, Di-s sabía diferenciar entre las casas de los egipcios y los judíos. No necesitaba nuestro accionar. Pero con su orden nos quiso dar una lección eterna. Una lección tan arcaica como actual. Una manera de observar los desafíos desde otra perspectiva, desde otro ángulo.

Cotidianamente también hacemos sacrificios. Ser judío no es fácil y mucho menos en el siglo XXI. Aquella persona que piensa que su vida será más tranquila y simple estando en el judaísmo (¿quizá por los días no laborales?), se equivoca. Y mucho… ser judío es sinónimo de sacrificarse, de anhelar siempre subir un escalón más, de estar más cerca de lo divino, que, dicho sea de paso, es nuestra esencia, nuestra raíz.

Hashem nos enseñó con este precepto que si colocamos en nuestras puertas, en nuestros hogares, la sangre, es decir, “los sacrificios” cotidianos, ingerir alimentos Kasher, cuidar la pureza familiar, el Shabat, colocarse los Tefilín y demás, seguro que todos los males, todas las “plagas” que Di-s coloque sobre la sociedad, no caerán sobre nosotros, ya que estos mismos esfuerzos nos protegerán. Di-s no siempre espera resultados. El esfuerzo, la entrega y el sacrificio también se tienen en cuenta. Éxito no es sinónimo de alcanzar el objetivo sino de observar cómo uno se esforzó para lograrlo, aun sin haberlo obtenido.

Este mensaje puede apoyarse en un famoso versículo: “Si escuchas atentamente la voz de Hashem, tu Di-s, y haces lo recto delante de sus ojos, das oído a sus mandamientos y guardas todos sus estatutos, ninguna enfermedad de las que envié sobre los egipcios traeré sobre ti, porque yo soy Di-s, tu doctor" (Éxodo 15:26).

Este es uno de los mensajes de “Pesaj”: el “salto” que cada uno y uno debe hacer en su vida personal para que Di-s también se comporte con nosotros de igual manera (“midá kenegued midá”) y aparte de nosotros las aflicciones y sufrimientos.

"Guardarás el mes de Aviv -primavera- (se refiere al mes de Nisan), y harás pascua a Di-s, tu Di-s; porque en el mes de Aviv te sacó tu Di-s de Egipto, de noche" (Deuteronomio 16:1).
El Rambán (Najmánides) aprende de este versículo que existe una obligación en Pesaj de recordar que salimos de Egipto en el mes de la primavera.

¿Qué tiene de especial recordar algo tan insignificante como la estación en la que ocurrieron los grandes milagros? ¿Con qué criterio se nos exige este precepto?

La Torá quiere que a través de esta Mitzvá nosotros ganemos autoestima y confianza para cambiar nuestros actos y conductas. Sabido es por todos nosotros, que en la primavera todo se renueva. Las flores, los árboles, todos toman su color especial y característico.

Por eso el Rambán determina que hay una obligación de recordar en Pesaj que salimos de Egipto en el mes de la primavera, para conscientizarnos que ahora es el momento propicio para cambiar. En donde todo se renueva. También los humanos.

Por último, me gustaría hacer algunas apreciaciones acerca de la Hagadá de Pesaj (relato que se lee durante la ceremonia de Pesaj).

Primeramente se torna demasiado insólito cómo se contradicen los mensajes que trasmitimos a nuestros hijos… ¡y a nosotros mismos!

Por un lado, comemos reclinados en señal de libertad, en cómodos sillones y almohadones… por el otro, ingerimos la Matzá y el Maror (hierbas amargas) ¡en recuerdo a nuestros antepasados durante la esclavitud! ¿Entonces cómo debe ser el sentimiento de aquella noche?, ¿de esclavitud o de libertad?, ¿de tristeza o de felicidad?, ¿de aflicción o de consuelo?, ¿festejamos o lloramos?

Lamentablemente los humanos no siempre podemos estar alegres si no observamos qué significa no estarlo. “¿Cómo tiras la comida, Ioni? ¿No sabes que hay niños que no tienen lo qué comer?”, le dice Javier a su hijo.

En una oportunidad, unos alumnos de una Ieshivá concurrieron a la casa del Rab de la ciudad con una pregunta en sus bocas: “¿qué bendición se dice por la papa?”. El Rabino, muy sorprendido, les contesta: “no entiendo su pregunta… ¿por la papa? “Boré Perí Hadamá”, si sale de la tierra… ¿tan difícil es de contestar?”. Los alumnos le contestaron: “¿sabe qué pasa, querido Rabino? ¡La papa ya nos sale por las narices, creemos que no sale más de la tierra!”.

Por algo los sabios nos enseñan que: “es más difícil la prueba del rico, que la del pobre”. Es difícil confiar en un Todopoderoso cuando uno “todo” lo tiene. No es sencillo pensar que los negocios son manejados por Di-s y no por como uno se esforzó en negociar con aquel importador. Para nada…

Cuántas veces tenemos que escuchar de personas enfermas, para valorar nuestra salud. Cuántas veces debemos llegar a escuchar las separaciones de matrimonios, para valorar nuestras familias. Cuántas veces llegamos a sufrir por la falta de compañía para valorar a las amistades.

Aunque hayan pasado varios años de aquel sufrimiento, no debemos olvidar que Egipto no fue menos que la Alemania nazi de los años 40`. Quizá tendamos a minimizarlo por el hecho que la esclavitud en Egipto ocurrió hace muchos años más que el Holocausto, y ni siquiera tenemos abuelos testigos de aquellas desgracias. Pero no nos equivoquemos. En Egipto también fallecían personas, también existieron muchos sufrimientos, no menos que en la Shoá. Imaginemos todo un pueblo esclavo, en su totalidad, sufrido, maltratado.

El motivo que ingerimos la Matzá en Pesaj no es solamente “en recuerdo a los panes chatos que comieron nuestros antepasados al salir de Egipto, ya que no tuvieron tiempo que la harina leude”. El Faraón (al igual que Hitler, que su nombre y memoria sean borrados) calculaba la comida mínima y suficiente para que los esclavos puedan rendir al máximo pero gastando muy poco. ¿Qué les daba de comer? Matzá. Aquel pan ácimo otorgaba las energías y vitaminas necesarias para la labor y, muy por sobre todo, era un alimento barato, que prácticamente no costaba nada. “El pan de los pobres que comían nuestros antepasados en Egipto”.

En el relato de la Hagadá, tenemos también a los famosos cuatro hijos. ¿Cuáles son? “Uno es el sabio, otro el malvado, otro el simple y el último, el que no sabe preguntar” (a su padre, acerca de la salida de Egipto y todos los milagros ocurridos allí).

Aparentemente el orden de los hijos no está en el orden correcto. ¿Cómo colocar al hijo “sabio” junto al “malvado”? Aparentemente, ¡el “malvado” debería aparecer en el último lugar! ¡En orden descendente!

Más aun, según el cabalista Ariza”l, las cuatro copas de vino que bebemos en la noche de Pesaj son como los cuatro hijos que aparecen en la Hagadá. Y, para nuestra sorpresa, ¡sobre la segunda copa decimos lo más importante del relato! Quiere decir, que lo más importante de la recitación recaería al segundo hijo mencionado, es decir, al malvado. ¿Cómo puede ser?

El Jasidut explica (“Likuté Debarim”, página 844) que todo judío, en el nivel que esté, sigue poseyendo aquella chispa divina insuflada en su alma. Por ello la Hagadá, cuando menciona a los hijos dice: “Ejad Jajam, VeEjad Rashá, VeEjad Tam, VeEjad she lo iodea lishol”, es decir (literalmente), “UNO sabio, UNO malvado, UNO simple y UNO que no sabe preguntar”. ¿Para qué se repite el término “UNO”?

Para enseñarnos que tanto sea sabio o malvado, el Uno, es decir, la chispa divina impregnada en su alma con el Uno (Di-s), sigue estando. Esté en la categoría que esté.

Como muchos judíos que lamentablemente dicen que se convirtieron a otra religión… ¡eso nunca es posible! ¡Siempre la chispa divina queda en lo profundo del alma!

Veamos la siguiente historia:

El holocausto del que fueron víctimas los judíos de Europa, provocó que muchos niños judíos fueran adoptados por conventos católicos. No se trataba de una acción misionera, sino que los pobres padres que querían salvar las vidas de sus hijos, elegían a veces este camino.

Dejaban entonces bebés y niños en los orfanatos de la Iglesia. Allí estos recibían alimento y protección. Miles de niños se salvaron así de las cámaras de gas.

Concluyó la guerra. Se detuvo la máquina de exterminio nazi. Muchas asociaciones y centros de refugiados, se ocuparon de volver a reunir familias y registrar datos. Mas los desaparecidos, superaban en número, miles de veces a los que eran hallados.

Lentamente, comenzaron a llegar noticias sobre los niños que fueron depositados en las iglesias. Se descubrió que gran parte de los chicos que se encontraban allí, no eran reclamados. Fue enviada una comisión integrada por los rabinos Silver y Gurfinkel desde USA y Gran Bretaña para tratar de devolver a estos niños al seno de su Pueblo.

Los rabinos se dirigieron al primer convento y pidieron hablar con la máxima autoridad. «Por supuesto que no nos oponemos que los niños vuelvan a sus hogares, a ver a sus familiares».

Pero... ¿cómo sabrán distinguir cual niño o niña es judío?. Nosotros no acostumbramos a señalar el origen o religión de los chicos.

«Pues la lista de nombres nos ayudará», contestaron. « La revisaremos y aquellos que suenen como judíos, nos demostrará su origen».

«No, no, no; ¡no acostumbramos a hacer las cosas así!», dijo el cura enfurecido. « Tenemos que ser detallistas al máximo. No es posible dejar ni una posibilidad de error. Exijo seguridad y pruebas fehacientes en un cien por cien, no menos. Tomen el ejemplo del apellido Miller. Ustedes dirán que se trata de alguno de origen judío. Sin embargo hay cientos y cientos de personas que se llaman así y no son judías. El mismo caso es con los Raijman o Daitch.

Son apellidos populares de alemanes y polacos. No es posible liberar niños, por el mero sonido de un nombre.”

Los Rabinos intentaron convencerlo con buenos argumentos, pero él seguía con la suya. «Solo permitiré que se retiren niños con la total seguridad de que son judíos». ¿Qué hacer?

La mayoría de los niños fueron separados de sus familias cuando eran muy pequeños y no podían recordar por sí solo sus orígenes.

¿Documentos? Imposible encontrarlos después de semejante destrucción. Los Rabinos hicieron un nuevo intento para convencer al sacerdote y éste perdió la paciencia. «Lo siento mucho. Ya les di demasiado de mi tiempo. Decidan ya qué hacer. Les otorgo sólo tres minutos». Parecía que todos los esfuerzos iban a caer en saco roto. El corazón de los Rabinos se partía del dolor. De acuerdo a la información que tenían, decenas de niños judíos se hallaban en este convento, y solo contaban con tres minutos...

Los labios murmuraron una pequeña plegaria al Amo del mundo, para que los ilumine con una idea que permita discernir entre cientos de niños y niñas, que eran Iehudim y sólo en tres minutos, que es lo que tenían permitido.

Sus rezos fueron escuchados. A la mente de uno de los Sabios llegó una increíble idea.
«¿Podemos utilizar los tres minutos cuando queramos?».

«Si» fue la respuesta. «Entonces, vendremos cuando lo niños se acuesten a dormir». «A las siete en punto», fue la respuesta del cura, que no ocultaba su desdén por la testarudez y perseverancia de los Rabinos y esperaba ansiosamente la llegada de la hora señalada, para saber realmente qué es lo que tramaban.

¿Para qué irse y volver? Cuando el reloj dejó oír las siete campanadas, todos los pupilos se encontraban, después de un pesado día, acostados en sus camas, ordenadas una al lado de la otra en el gran salón.

Los Rabanim caminaron hacia el centro de la habitación. Uno de ellos se paró sobre un pequeño banquillo y esperó. Un silencio total reinó allí. De todas partes, pequeños ojitos se dirigían a él. Y así con voz calma, el Rabino pronunció seis palabras que penetraron en la sala de punta a punta:

«Shemá Israel Hashem Elokenu Hashem Ejad» (Oye Israel, Hashem es nuestro Di-s, Hashem es uno). En un instante se oyeron murmullos de todos los extremos del salón. Vocecitas con llantos y palabras entrecortadas:

«Máme», «Mámele», «Mamá». Cada niño en su lengua, buscaba a su madre. A ella, que unos años antes, en el momento de acunarlo y taparlo cada noche antes de dormir, y antes de darle el beso de «buenas noches», le susurraban al oído estas palabras, que son la base de la Fe judía. Palabras que todo niño judío sabe: «Shemá Israel Hashem Elokenu Hashem Ejad».

El sacerdote bajó la vista. Los Rabinos lo lograron. Pudieron liberar a los niños perdidos. Los pocos segundos que cada madre dedicó noche a noche al acostar a sus niños, fueron los que mantuvieron unidos a su pueblo.

Retomando nuestro tema, la única manera que el malvado puede acercarse a nosotros es estando cerca del sabio. Justamente por ello el orden no es equivocado. Es el único posible y correcto. Solamente el hijo sabio, que tiene capacidades especiales y está bien encaminado, es el único que puede influenciar para que su compañero, que quizá no esté en su mismo camino, pueda acercarse más hacia Di-s.

No es posible que el sabio se de el “lujo” de excluirse y pensar solamente en él. Tiene la obligación de preocuparse por su semejante, atrayéndolo hacia las raíces esenciales de su existencia.

También es un mensaje de estima hacia el perverso para que no se caiga, remarcándole que no debe caer en la decadencia y en la depresión, siempre hay tiempo para el cambio, para resurgir, para salir a la superficie, para cambiar… la ayuda y el “salvavidas” que el Todopoderoso le otorgó es estar pegado al sabio, el que podrá ayudarlo (y deberá hacerlo) en su máxima expresión.

Preocupémonos por el bienestar del otro, por la conexión divina que posee con Di-s, una preocupación más espiritual que material. Una preocupación que nos llene como personas, como seres humanos, como convivientes de un mismo mundo, de una misma sociedad. De una responsabilidad social mutua y necesaria para que todos podamos vivir más plenamente y mejor.

¡Pesaj Kasher Be Sameaj!

viernes, 26 de marzo de 2010

¿Por Qué Di-s Crea Bebés Discapacitados?


Pregunta:

Una amiga dio la luz a un bebé con una rara enfermedad que la dejó gravemente incapacitada. Su expectativa de vida no va más allá de los diez años. ¿no consigo entender por qué Di-s hace eso. Si la vida tiene un propósito, cual es el propósito de una vida tan breve y triste?


Respuesta:

El nacimiento es una apuesta. Una alma entra en el mundo inocente y pura. Sin embargo tal vez no permanezca así. Este mundo es un laberinto de caminos, buenos cuanto malos, y es nuestra elección qué camino tomar. Cuando el alma viene al cuerpo, es vulnerable a la corrupción. Mientras actos de bondad elevan el alma, toda mala acción le provoca una mancha.

Algunas almas son tan puras, que simplemente no vale la pena la apuesta. Estas almas son demasiado preciosas para que corran el riesgo de ser comprometidas por la vida en un cuerpo. Son demasiado elevadas para que desciendan a este mundo. Sin embargo la otra opción, de jamás llegar a este mundo, significaría que estaríamos perdiendo el encuentro con estas almas sagradas y elevadas, y dejaríamos de oír su mensaje. Entonces estas almas vienen al mundo. Sin embargo, a fin de que sean protegidas de los males en potencia de una vida terrenal, son enviadas en un cuerpo que no comprometerá su santidad. Vienen al mundo en una forma que está por encima del pecado, por encima del mal.

Bajo una perspectiva puramente física, nosotros las llamamos de incapacitadas o deficientes; bajo la perspectiva del alma, ellas están protegidas. Jamás se mancharán. Su estancia en este mundo generalmente es breve, y puede parecer triste. Sin embargo ellas conservaron su pureza. Y cumplieron su misión.

Estas almas especiales nos enseñan que el verdadero amor no necesita de un motivo. A menudo amamos por aquello que nos dan – amamos a nuestros hijos porque son lindos, inteligentes y se destacan; amamos a nuestros padres porque nos cuidan. Eso es amor, pero no es puro. Cuando nace un niño que no puede ser la usual fuente de orgullo para sus padres, todas las razones externas para amarlo desaparecen, y resta el amor más puro que puede existir. Estos niños son amados no a causa de aquello que hacen por usted, y no a causa de aquello que un día serán, sino simplemente por que existan.

Estas almas puras nos recuerdan cómo debería ser el amor. Solamente un alma pura y elevada puede provocar una emoción tan pura y sagrada. Podemos sólo sentir reverencia por ellas, y por los padres y amigos que cuidan de ellas. Y podemos sólo agradecer a todas ellas, por darnos un destello de lo que significa amor verdadero.


Rab Aron Moss

viernes, 19 de marzo de 2010

Maestro En Apuros


Un gran maestro con experiencia de varios años en la enseñanza, se encontraba atorado en el tremendo tránsito de New York. Desesperado y casi sin crédito en el celular leía Tehilim (Salmos) para no romper la maravillosa rutina de jamás haber llegado tarde a clase en sus 30 años de carrera.

Además, ese día justo sus niños de tercer grado lo esperaban ansiosos porque debían rendir un difícil examen. Lamentablemente el desorden era cada vez peor, y nuestro querido maestro logró encontrar a sus alumnos casi una hora y media más tarde de la establecida. Se encontraba agitado, nervioso, transpirado y fuera de sí.

Cuando llegó al aula, ocurrió algo inusual e inesperado: uno de sus alumnos ni bien observó al maestro entrar, asomó su brazo izquierdo, levantó su manga y le mostró el reloj. "¡Qué descarado!", pensó este maestro, y sin pensarlo le dio una fuerte cachetada que dejó a toda la clase en un silencio abismal. El niño, sin inmutarse, volvió mudo a su asiento.

En la noche, mientas el maestro cenaba en su casa, escuchó que alguien tocaba la puerta. Al abrirla... ¡oh, sorpresa! Eran los padres del alumno que había recibido el cachetazo.
"Maestro, perdón por nuestro atrevimiento pero, ¿por qué le pegó de esa manera a nuestro hijo?", preguntó la mamá. "¿Ustedes me preguntan eso?, ¿acaso está bien la actitud de su hijo hacia mí? Estoy llegando todo sufrido, preocupado por ellos, nervios, examen, en 30 años me caracterizó la puntualidad, ¿y qué observo? Que ni bien entro al aula él muy descaradamente hace hincapié en mi llegada tarde. ¿Ustedes no hubieran hecho lo mismo?".

Luego de un rato, el papá tomó la palabra y dijo: "Querido maestro, ¿cómo cree que nuestro hijo iba a tener el atrevimiento de obrar de aquella manera? Usted sabe que él lo ama y admira desde siempre... le habíamos regalado un bonito reloj para su cumpleaños y lo primero que nos pidió fue por favor que el primero en ver su preciado regalo sea su maestro... ¡usted!
Nuestro hijo estaba tan ansioso por mostrarle su nuevo reloj, que lo primero que hizo al verlo fue arremangarse para que lo pudiera apreciar".

Muchas veces actuamos precipitadamente, no pensamos, creemos que todo lo sabemos. ¡Qué error! ¡Qué lástima que uno pierda cosas en su vida como el cariño de un niño! No nos dejemos llevar por lo que ven nuestros "anteojos", muchas veces están oscuros y sucios, llenos de prejuicios. Pensemos un poco antes de actuar, reflexionemos y apliquemos el tan difícil trabajo de juzgar siempre a TODA persona para bien.


Publicación semanal "Para vos, Mamá!" Nº13

jueves, 11 de marzo de 2010

¡Increíble Milagro En La Pizzería! (Historia Real)

Dos turistas llegaron desde los Estados Unidos a pasear en Israel en el verano. Estando en Jerusalén, visitando los lugares sagrados, quisieron comer algo en una pizzería muy reconocida de la ciudad.
El local estaba lleno de gente por lo que la moza les recomendó que sigan paseando un rato y que luego vuelvan, que seguramente habría lugar para ellas. Las turistas aceptaron de buena gana la recomendación y siguieron paseando por la ciudad de Jerusalén.

No se alejaron mucho del lugar cuando escucharon una explosión. Se dieron vuelta y observaron como una nube de humo cubría lo que era el local de la pizzería. Un terrorista suicida había cometido un atentado. Las turistas corrieron al lugar para ver en qué podían ayudar y para saber la suerte de la moza, que, con su consejo, habrían salvado sus vidas. Las fuerzas de seguridad cercaron el local y zonas adyacentes, por lo que no pudieron enterarse en dónde se encontraba la moza.

De clínica en clínica llegaron hasta el hospital “Hadassah” y allí la encontraron.
Las tres se abrazaron en un mar de lágrimas. Las turistas iban todos los días a verla y alentarla en su recuperación.

El día previo a su retorno a su país natal, Estados Unidos, estuvieron junto a ella quedando a su disposición para lo que hiciera falta, que con mucho gusto la recibirían allí.

La situación de salud de la moza no era muy buena, por lo que los médicos le aconsejaron viajar a los Estados Unidos en forma urgente para hacer un tratamiento.
Se comunicó con las turistas, preguntándoles si podían ayudarla tanto en el alojamiento como en la asistencia en el hospital. Las turistas respondieron que sí, que estaban dispuestas a ayudar en todo lo que hiciera falta para el tratamiento.

El día que arribaba la moza a Estados Unidos, las turistas pidieron no asistir a sus empleos para poder ayudarla de manera completa y efectiva.
Cuando ella llegó al aeropuerto, las turistas se enteraron del gran atentado las Torres Gemelas, por lo que le agradecieron nuevamente a la moza, que les salvó la vida en Israel y en Estados Unidos. “No podemos creer cómo Hashem, a través tuyo, nos salvó la vida. Nosotras trabajamos en las Torres Gemelas y gracias a ti faltamos a nuestro trabajo. Nuevamente te agracemos que hayas salvado nuestra vida”.


Historia real extraída del fascículo semanal “Or HaTorah” Nº787

viernes, 5 de marzo de 2010

La Misteriosa Historia De Los Vasos De Té...



Rab Itzjak Kaana, contó una impresionante historia protagonizada por Reb Tzion Suiv, intendente de una casa de estudio de Torá.Rab Tzion tuvo el mérito de estar en contacto con el Jazon Ish, quien lo bendijo y lo incentivó a ayudar a quienes estudiaban Torá. Uno de los recuerdos más significativos de este Yehudi es su constancia, durante años, de repartir té a los estudiantes de una de las clases de Torá que se realizaban en Or Iehuda.

Rab Tzion pasaba entre los estudiantes, llevando una bandeja grande y sobre ella, decenas de vasos de té, pidiéndoles que tomaran para recobrar fuerzas y poder continuar con el estudio de Torá con plena concentración. El repartidor de té, hizo su trabajo fielmente, todos los días, durante muchos años.

Un gran enigma se escondía detrás de los vasos de té, motivo de no pocos comentarios y especulaciones, pero nadie se atrevía a indagar el por qué. Lo cierto es que los vasos nunca estaban llenos, el líquido humeante solo llegaba hasta la mitad. También quien estuviera muy sediento, debería conformarse con el ´medio vaso´. Algunos opinaban que ´el repartidor de té´ era un avaro y a pesar de estar haciendo un acto de favor al repartirlo, no podía desprenderse de la cualidad de la avaricia, que lo dominaba.

Hace un tiempo, me encontré con el hijo de Reb Tzion, cuenta Rab Kaana, quien me pidió que lo escuchara un momento, porque tenía para contarme una interesante historia en relación a su padre."Poco antes de fallecer mi padre, ocurrió que un día no llegó a tiempo a la clase, por lo que decidí repartir el té en su lugar. Por supuesto, esta vez llené todos los vasos hasta el borde, los acomodé sobre la bandeja y me dispuse a repartirlos entre los estudiantes.

En ese mismo instante llegó mi papá. Reb Tzion observó los vasos, y luego a mí con expresión de disgusto. Tomó la bandeja de mis manos, volcó la mitad del contenido de cada vaso en la pileta y se dispuso a repartir el té entre los estudiantes como de costumbre. También a mí me intrigaba desde hacía tiempo su hábito de repartir los vasos de té, completos solo hasta la mitad, pero como el resto, me contuve y no dije nada.

Pero esta vez, al ver que los vasos estaban llenos y él volcó la mitad, comprendí que se trataba claramente de una determinación y decidí preguntarle, de una vez por todas, el motivo de su actitud a pesar que esta le acarreaba desprecio por parte de los estudiantes". Su respuesta fue una aleccionadora clase de piedad hacia el semejante.

Así dijo Reb Tzion a su hijo: "Seguro tú conoces a ´este´ y ´este´, nombrándole a dos miembros de la clase, y una vez que el hijo le respondió positivamente, continuó explicándole: he notado que las manos de ambos tiemblan constantemente, yo sabía que si sirvo a todos un vaso lleno, cuando llegara a sus manos ellos se verían en un problema…

El té caliente se derramaría provocándoles quemaduras y hasta podría volcarse sobre sus ropas, siendo depreciados por esto. Por otra parte, si les sirviera al resto de los estudiantes un vaso completo y a ellos medio, los avergonzaría frente a todos. Por eso decidí que en vez de avergonzarlos a ellos, me avergonzaría yo y repartiría a todos solo medio vaso para librarlos a ellos del desprecio. Y Hashem hizo conmigo un milagro el día de hoy, al permitirme llegar a tiempo y evitar que sirvieras a todos los estudiantes un vaso completo…"

Publicación semanal "Maor Hashabat" Nº67

miércoles, 24 de febrero de 2010

Purim: Donde Todos Somos Ganadores

La celebridad de Purim es peculiar de por sí. Ya su designado nombre denota esta característica. ¿Qué significado posee, entonces, la palabra “Purim”?

El malvado Hamán quería deshacerse de Mordejai, el sabio, y junto con él, a todo su pueblo. Este erudito era la única persona que no se arrodillaba ni le rendía pleitesía, que no le brindaba honores. ¿Qué tanto le modificaba la vida a este sádico, que tan solo una persona no se arrodillara ante él? ¡Miles de personas (y aun del mismo pueblo que Mordejai) lo hacía diariamente! ¿Tan solo por uno?

Nuestros sabios nos enseñan que la búsqueda de honores no conoce límite ni frontera. Tal como sucede con la ambición y la lujuria, el individuo que posee cien, desea doscientos; y el que apetece doscientos, finalmente anhela cuatrocientos. Así se torna el humano en condición bruta. Es decir, no trabajar sobre las cualidades internas, no nos coloca en una posición “neutra”, imparcial o indiferente. Sino, todo lo contrario, siendo pasivos estamos restando, ya que por esencia, por naturaleza, las personas solemos poseer dichas tendencias negativas.

Justamente para ese fuimos enviados a este mundo: para esforzarnos y pulir el alma entregada, para, al finalizar su misión aquí, sea devuelta al Todopoderoso de la misma manera en la que bajó: pulcra y libre de faltas.

En realidad, Hamán podía planear su ataque solamente hacia Mordejai, ya que él era la única persona que se rebelaba. Pero, se tornaba un “desprecio” para su persona exterminar tan “solo” a un individuo. Mejor idea se volvía aplastarlo a él junto a todo su pueblo, Am Israel.

Un tanto asombroso el maniobrar de Mordejai, ¿no creen? La Torá misma nos enseña que ante peligro de vida podremos pasar prohibiciones de Hashem, con tal de no ser asesinados (Levítico 18:5). ¿Acaso Mordejai con su accionar no introdujo a todo el pueblo en riesgo de aniquilamiento? ¡La misma Torá se lo permitía! ¿Por qué su negativa y poner en riesgo a todo el pueblo?
Hacia todas las situaciones que se presenten a la persona, corriendo peligro su vida si no llegara a trasgredir alguna prohibición de Hashem, no debe acatar el precepto con tal de salvar su alma. Solamente hacia tres pecados debe dejarse asesinar y no trasgredir la mitzvá: adulterio, asesinato (“mata a Javier o sino te mato a ti”) y/o idolatría. Hamán poseía colgado en su cuerpo un amuleto de idolatría para que, al arrodillarse ante él, lo hicieran también hacia aquella adoración. Es por ello que Mordejai no acató sus órdenes, pues, estaba prohibido realizarlo.


Como Hamán creía en la superstición, a fin de establecer el día de aniquilamiento total hacia el pueblo de Israel, efectuó un sorteo (“pur”). En él se perpetraría el final de Mordejai y sus secuaces.

¿Por qué decimos, entonces, que la festividad de Purim es peculiar de por sí desde la denotación de su nombre?

Si analizamos bien, nos daremos cuenta que todas las conmemoraciones del calendario judío, todos sus nombres, tienen su raíz en el milagro ocurrido, en la liberación, en las maravillas salvadoras.

Januká fue la fecha en que los judíos descansaron (“janú”) de sus enemigos, el veinticinco de Kislev (“ká”, sumadas las letras “jaf” y “alef”).

En Pesaj conmemoramos –dentro de otros sucesos- que Hashem “pasaj” (salteó) las casas de los judíos en la plaga de los primogénitos, dejándolos a estos últimos con vida (no así a los egipcios).

La festividad de Sucot (cabañas) nos recuerda a las nubes de Gloria que protegían al pueblo de todo acecho en su travesía en el desierto, durante cuarenta años, luego del exilio egipcio.

Pero Purim no corrió la misma suerte. El nombre de esta festividad refleja el sorteo (“pur”) que efectuó Hamán para el aniquilamiento final del pueblo, y no en la salvación en sí.
También el hecho que no aparece ni una sola vez el nombre de Di-s en la Meguilá, da que hablar.

Es el único escrito sagrado del Tanaj en el que no se menciona en ninguna oportunidad la providencia Divina. ¿Y eso por qué?

En nuestros días también transitamos por unos cuantiosos y grandes “sorteos”. Puede que por la agitada rutina en un mundo tan acelerado no lo notemos de manera real y objetiva. O que algunas “máscaras” tapen la cruda realidad. Algunos quieren nuestro fin, otros lo disimulan, tantos otros poseen intereses creados y es por eso que nos defienden… No sabemos los motivos por los cuales Di-s conduce al mundo de esta manera, pero no debemos tener dudas que Él es quien permite que esta “suerte” nos apremie.

Quizá el judío necesite que le remarquen desde el exterior que no le corresponde el camino de otras naciones. Que no copie otras ideologías, pues, siguiéndolas se aparta de su misión Divina terrenal, y a la vez espiritual. Justamente cuando al judío le dicen “judío” en la vía pública (con tono despectivo, claro) es cuando más le hierve la sangre y se identifica con sus antepasados, por más alejado que se encuentre de la religión. Atentan contra su esencia, contra su raíz. Eso le molesta.

Un primo que ejerce funciones de Rabino en un importante país de Sudamérica, me comentó que los no-judíos de allí tratan tan bien a los judíos, que los matrimonios mixtos cada vez se incrementan. Cuando él se dirigía a una farmacia y observaban su manera de vestir y por ende, su condición de Rabino, ¡le cedían el turno! Allí, el judío no se siente discriminado por otras religiones, es por ello que tampoco le “molesta” contraer matrimonio con personas que no le corresponde. Si de todas maneras lo tratarán “como a uno más de la sociedad” (o mejor aun…)

Cuando sabemos diferenciarnos de nuestro entorno, no copiando costumbres ajenas y maneras de ser que no nos correspondan; cuando quitamos las ideologías de Hamán de nuestros pensamientos; entonces todos los “sorteos” que puedan organizar frente a nosotros, todas las atrocidades más espeluznantes que deseen planificar, se transformarán en nuestros días de festejo. En esa misma fecha, en ese mismo momento.

Esto nos enseña Purim: que la misma fecha que deseen “sortearnos”, que deseen deshacerse de nosotros, liberarse… ¡será justamente nuestro día de alegría!

Contestando la segunda pregunta, el Rab Avraham Eben HaEzra (en Meguilat Ester) explica que por cuanto que este texto se escribió en la época del reinado de Pras y Madai, si los judíos explicitaban el nombre de Di-s en la Meguilá, los reyes de aquel entonces los hubiesen traducido con las denominaciones de sus dioses, de sus idolatrías. Para evitar aquello, no fue explicitado el nombre Divino (existen otras explicaciones más profundas ya muy conocidas, pero como no es el tema central que deseamos tratar, no las mencionaremos).

A partir de aquel milagro, los sabios establecieron algunos preceptos para esta solemne celebración:

1) Lectura de Meguilat Ester (en donde se relata el suceso del milagro).

2) Banquete de Purim.

3) Envío de regalos comestibles hacia, al menos, un compañero.

4) Donativos a los pobres (mínimamente hacia dos, una cantidad considerable).

“Es mejor incrementar en regalos (y/o donativos) a los pobres más que aumentar en banquetes y envíos de comestibles a los compañeros, pues, no hay alegría mayor y bella sino alegrar los corazones de los pobres, huérfanos y viudas” (Maimónides).

El precepto de “donativos hacia los carenciados” podemos practicarlo cada día, a cada instante y sin necesidad de encontrarnos en una celebridad denominada Purim.

¿Qué entendemos, pues, por pobre/carenciado/necesitado?

En un capitalismo absoluto y en una sociedad de consumo (que también nos consume…) seguramente nos imaginamos a un necesitado con sus ropas rasgadas, sin nada lo qué comer ni ropa de marca y sin poseer un trabajo digno. Conozco personalmente personas que no carecen de nada de lo anteriormente mencionado, y aun así no son menos “necesitados” que los imaginarios.

En realidad, todos estamos “necesitados” de algo… No existe persona alguna que no sienta la necesidad de aquel “algo”… Un componente que es esencial para nuestra vida, para nuestro existir.
No me refiero al agua… tampoco al aire… mucho menos a la luz solar… Este elemento no es ni insípido, ni incoloro, ni inodoro… este condimento se llama: AFECTO. Al degustarlo podemos percibir un gusto muy agradable (por eso no es insípido); al observarlo palpamos los hermosos colores que quedan plasmados en nuestros corazones (por ello no es incoloro); y al olfatearlo nos quedamos con ganas de más (ahora entendemos el motivo del por qué no es inodoro). Somos verdaderos adictos al afecto, aunque no siempre optemos por demostrarlo…

Una sonrisa, una buena atención a un cliente, un saludo cordial al vecino, todos estos gestos producen que el “necesitado” se beneficie. Muchos individuos acaudalados que piensan que lo tienen todo (o así piensan de ellos), se sienten solos, vacíos y sin sentido de existencia. ¿O acaso no perciben que sus “amigos” son solo interesados? ¿Que su fortuna no los deja disfrutar de sus familias (si es que tienen…), pensando en los negocios?

En estos términos, ¡podemos cumplir con este precepto las veinticuatro horas del día, en el sitio que estemos, en cualquier idioma y con cualquier persona! No es necesario tener conocimiento de su nivel socio-económico, pues todos somos “carenciados” en este sentido.

Pero claro, es más simple entregar dinero, demostrar que otros necesitan de nosotros, que somos nosotros los que entregamos, los que merecemos aplausos, bombos y platillos…
Muchas veces me pongo a pensar lo bien que podemos hacerle a un cliente cuando hacemos negocios con él. En realidad, viene por motivos económicos, de subsistencia… pero si junto a ello podemos dejarle un buen trato, modales y atendiéndolo como a una verdadera persona… ¡cuánto mejor negocio haremos con su bienestar emocional!

No siempre nos levantamos con el pie derecho… gracias a Di-s somos dinámicos y con personalidades diferentes. Es la diversidad humana. Un buen gesto puede cambiar el día y hasta vidas completas.

Cuando uno se dirige a un profesional de la salud mental (como un psicólogo o un counselor), lo que busca –dentro de muchas otras cosas- es sentirse escuchado. Pero el consultante paga por aquello. Va dispuesto a ese encuentro, a esa finalidad (“después de todo, ¿para eso le pago, no?”). Quizá, al ser amables y cordiales en nuestros trabajos, hogares y cotidianeidad… ¡estaremos haciendo más que aquellos profesionales de la salud mental! Pues, no nos pagan por tan significante tarea, y por ende, ¡el receptor puede recibirlo con más veracidad, como un desinteresado gesto y con mayor predisposición!

Volviendo a la festividad de Purim en sí, los sabios nos ordenaron hacer un “stop” en nuestros festejos para no olvidarnos de las personas que más nos necesitan. Por ello impusieron un precepto exclusivo que consiste en otorgar sostén económico hacia aquellos que menos pueden. Es que, ¿cómo podremos festejar en nuestros cómodos y amplios hogares cuando existen “de los nuestros” que no están en las misma condiciones para realizarlo?

El libro “Manot Haleví” explica que el motivo del tercer precepto antes mencionado que establecieron nuestros sabios para esta solemne fecha (envío de regalos comestibles hacia, al menos, un compañero), se debe a que Hashem siempre busca que su pueblo estreche lazos de amistad y compañerismo entre sus partes. Tal como nos enseñó el Rey Salomón: “Sus caminos (de Di-s) son caminos agradables y todas sus sendas, paz” (Proverbios 3:17).

Aun así, existe otra opinión, la del “Terumat Hadeshen”, que revela que la atribución a este mismo precepto es porque existen algunas personas que carecen de medio económicos. Estos mismos se avergüenzan de recibir donativos en condiciones de pobres (como corresponde hacer en Purim) para hacer el banquete. No así sucede cuando, por una mitzvá totalmente distinta y que se realiza con cualquier judío, independientemente de su situación económica, envían regalos hacia aquellos, de buena gana los aceptan. Así los sabios lograron que aun los vergonzosos menos pudientes, tuvieran la posibilidad de festejar con su propio banquete festivo. Y observemos que, según esta idea, el motivo de este precepto (que se debería cumplir por todas las generaciones) es… ¡tan solo para no avergonzar a un grupo selecto de personas!

Es que el pueblo de Israel es uno. Mientras unos festejan, no pueden existir aquellos que, por su duro transitar, no estén en condiciones de celebrar. La festividad es de TODOS, no de algunos pocos. Al enemigo lo vencimos TODOS, no solamente ciertos individuos. Se torna imposible festejar cuando no somos TODOS los que estamos en aquellas condiciones. TODOS somos ganadores. No existen ganadores a medias. Tampoco ganadores por un lado y perdedores por el otro. Pues, como bien dijimos, somos un pueblo. Uno solo.



* Los invito a visitar también los artículos publicados el año pasado sobre esta festividad: