lunes, 13 de julio de 2009

Mutuo Respaldo Cuando Educamos En Casa

Las controversias entre los padres, como entre todas las personas, son legítimas, inevitables y no se puede negar su existencia. Como en el resto de los temas del hogar, está “permitido” que los padres tengan diferencias también en la conducta a elegir con respecto a la ecuación de los hijos.

Sin embargo, a ambos les será muy difícil educar si una discusión de este tipo se desarrolla frente a los niños.
Cuando el padre castiga al niño y la madre lo cuestiona, oponiéndose abiertamente, ella refuerza, e incluso a veces introduce en el corazón del niño el sentimiento que fue víctima de una injusticia. Como consecuencia de esto, no sólo el castigo no será efectivo, sino que también sembrará las semillas de la rebeldía y la desobediencia.

Cuando la madre se niega a conceder un pedido a su hijo y el padre se convierte en su defensor frente a ella, más aún, cuando inicia una discusión por el tema frente al hijo, o con su conocimiento, esto alerta al niño, quien deduce que su madre está equivocada en su postura.

Está de más agregar que esto es contraproducente y afecta notablemente la disciplina del hogar. ¡El niño debe saber que el castigo que le fue aplicado será ejecutado y la palabra dicha no tiene retroceso! (salvo que descubra que el castigo impartido fue impartido equivocadamente, por un hecho no realizado o semejantes).

Además de esto, se puede crear una situación en la que el niño se dibuje para sí mismo una historieta en la que uno de los padres encarne a la persona “buena”, y el otro a la “mala”. Una visión de este tipo, lo impulsará a apegarse al “bueno” y a desarrollar sentimientos negativos hacia el “malo”, algo que dañará su educación y puede afectar también la relación de los padres, cuando uno de ellos sienta que el otro “le arrebata al hijo de sus brazos”.

Los padres necesitan saber que ellos deben evidenciar frente a sus hijos unidad en sus pensamientos y mutuo respaldo. Solamente la integración de ideas por parte de los padres le dará a sus opiniones el peso que tienen que tener.

[...]

Mi intención no es explayarme en esto, sino señalar, en el ámbito de la disciplina algo que comprobé no pocas veces: un padre que le enseña a su hijo a no escuchar al otro porque opina que no tiene razón, provoca que finalmente el niño desprecie a ambos.

El desprecio de un padre hacia su cónyuge es una de las cosas más destructivas, también para imponer disciplina en el hogar.

Conclusión: demuestren unidad de opiniones frente a los hijos.

Rab Aharon Fridman
(Semanario “Mahor HaShabat” Nº47)

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