jueves, 16 de abril de 2009

Renovando Nuestra Fe En Pleno Otoño

El séptimo día de Pesaj conmemoramos que los Iehudim (judíos) cruzaron el Mar Rojo luego de partirse este mismo, viendo así, como los egipcios se ahogaban en las profundidades del abismo. Algunos malvados caían como piedras, otros como paja... dependía la perversidad del sujeto que con la misma moneda le pagaban. Los que caían como piedras tenían menos pena, ya que perecían más rápido; en cambio, los que se ahogaban como paja, resurgían constantemente a la superficie y demoraban mayor tiempo en fallecer.

Nuestros Sabios nos enseñan que fueron muchas las disputas de los Bené Israel (hijos de Israel) al percibir que el Faraón se había arrepentido de haberlos dejado ir e iba por ellos.

Pero un hombre llamado Najshón ben (hijo de) Aminadab (a su vez hermano de Elisheva, esposa de Aharón) no lo pensó dos veces. Se arrojó al mar hasta que las aguas le llegaron al cuello. Hizo su máximo esfuerzo. Hasta donde pudo realizó. Era consciente que para que la salvación de Di-s sea posible, el individuo debía realizar sus máximos esfuerzos. No serviría de nada argumentar: "Di-s me salvará" quedándose de brazos cruzados.

Luego de aquello, Hashem, por fin, partió las aguas, como todos ya conocemos.

No entraremos en detalles acerca de los milagros que ocurrieron en el mar mismo, pero sí nos detendremos a reflexionar acerca de este pequeño suceso.

En la cotidianidad también nos enfrentamos con dificultades a los que no les vemos posible salida.
"No, de esta sí que no salgo". Realmente nos asombramos mucho de cómo pudo ser que finalmente la solución llegó. Cómo aquel examen fue exitoso y qué hizo que tantos clientes adquieran ese producto que estaba tan "out". ¿Cómo explicar estos sucesos? ¿Podremos aproximarnos a cálculos Divinos?

Cuando el individuo piensa que tiene la "fuerza" y el "poder" para realizar tal o cual cosa, Di-s le dice: "Ok, prueba tú... si te crees tan listo, ¡adelante!". Sólo cuando el individuo reconoce que "ya no queda más lo que hacer", es cuando el Todopoderoso da una solución o se acerca a ella.

Debemos ser conscientes de nuestras limitaciones y saber agachar la cabeza para que la salvación tenga lugar. No creer que "las sabemos todas", o que por nuestra "inteligencia" o "picardía" ganaremos tal fortuna o prestigio académico.

No debemos olvidarnos que la partición del Mar Rojo no fue una sola vez en la historia. En realidad, históricamente se fragmentó en más de una oportunidad (tal como lo relata el Talmud en el tratado de Sanedrín), pero muchos "mares rojos" se parten cotidianamente, casi sin darnos cuenta. Y con nosotros mismos...

Basta con que miremos nuestro propio organismo. El sistema circulatorio, respiratorio, nervioso, reproductor, excretor, digestivo. ¿Cómo se explica que una gran máquina humana funcione unánimante las veinticuatro horas del día? ¡No tiene descanso! ¿Y el recalentamiento energético en dónde quedó? (un médico podría dar más detalles de todos estos milagros... ¿¡o acaso pueden llegar a existir aquellos profesionales ateos, luego de ver tantas bondades Celestiales?!).

Muchas personas se cuestionan: "¡la muerte súbita es algo inexplicable!", más bien yo exclamaría al revés: "¡la vida es inexplicable!". ¿Cómo se explica aquello que una persona debe vivir?, hay materia, órganos, plasma, pero ¿qué es lo que lo propulsa a vivir?. Un verdadero milagro Divino.

Así también el sistema solar, los planetas, los astros, las constelaciones...
Si el Sol estaría un milímetro más lejos de la Tierra, moriríamos congelados (Di-s no permita). Y si se encontraría un milímetro más cerca de nosotros, pereceríamos quemados (Di-s no permita).
Pero no... Todos sabemos que en la posición justa, correcta y exacta se encuentra este mismo. Tenemos frío, tenemos calor, pero no al punto de que corran peligro nuestras vidas.

Así también, somos conscientes que la Tierra gira alrededor del Sol y aun así no sentimos aquel efecto. En momentos deberíamos estar "patas para arriba".
No solamente que damos vueltas constantemente, sino que Hashem hace que pensemos que estamos con "los pies en la Tierra". Es un efecto mágico. Dar trompos sintiendo que esto mismo no sucede (¿qué director de Hollywood puede realizar esta técnica?).

Ahora es el momento propicio para que cambiemos nuestra perspectiva para afrontar el día a día. Para retomar fuerzas en nuestro espíritu y fe. Para renovarnos.

Veamos la siguiente explicación para ampliar la idea última:

"Guardarás el mes de Aviv -primavera- (se refiere al mes de Nisan), y harás pascua a Di-s, tu Di-s; porque en el mes de Aviv te sacó tu Di-s de Egipto, de noche" (Deuteronomio 16:1).

El Rambán (Najmánides) aprende de este versículo que existe una obligación en Pesaj de recordar que salimos de Egipto en el mes de la primavera.
¿Qué tiene de especial recordar algo tan insignificante como la estación en la que ocurrieron los grandes milagros? ¿Con qué criterio se nos exige este precepto?

La Torá quiere que a través de esta Mitzvá nosotros ganemos autoestima y confianza para cambiar nuestros actos y conductas. Sabido es por todos nosotros, que en la primavera todo se renueva. Las flores, los árboles, todos toman su color especial y característico.

Por eso el Rambán determina que hay una obligación de recordar en Pesaj que salimos de Egipto en el mes de la primavera, para conscientizarnos que ahora es el momento propicio para cambiar. En donde todo se renueva. También los humanos...

No hay comentarios:

Publicar un comentario