martes, 10 de marzo de 2009

Mensaje de Purim


Esta festividad tiene un alto contenido espiritual para nuestro pueblo judío puesto que deja por sentado que Di-s existe y demuestra su presencia y poderío de una manera evidente, desencadenando milagros y maravillas que salvaron al pueblo judío de un exterminio total (Di-s no permita).

Veamos un poco la historia: el rey de Persia, Ajashverosh, hace una fiesta muy importante. En el transcurso de la misma, manda a llamar a su esposa, la reina Vashtí, rehusándose ella a venir. Esto lo hace encolizar y aconsejándose con sus súbditos la manda a matar.

Después se arrepiente de aquello y comienza con la búsqueda de una nueva sucesora.

Esther no quería ser elegida, pero fue apresada junto a otras jovencitas y finalmente es elegida por la fuerza como la nueva reina, sin dar a conocer la identidad de su pueblo.

Posteriormente, falla una conspiración contra el rey tramada por dos ministros y esta es desbaratada por Mordejai, siendo asentado ese hecho en los libros reales, pero luego cayendo en el olvido.


Seguidamente, el primer ministro Hamán observa que Mordejai no le rinde honores. Comienza a odiarlo profundamente y decreta el exterminio total del pueblo judío, accediendo a esto el rey, provocando una profunda preocupación a los judíos que en ese momento comenzaron a rogarle a Di-s en sus plegarias.

Una noche de insomnio, el rey revisa sus libros y recuerda aquel gesto, cuando Mordejai lo salvó de la muerte directa. Es así como busca premiarlo sin saber de qué manera.
Justo en aquel instante entraba al palacio el ministro Hamán para matar a Mordejai, y es consultado por el rey respecto acerca a cómo premiar a alguien que el rey apreciaba. Pensando que el monarca se refería a su persona, Hamán aconseja que se lo debería pasear por la ciudad en el caballo del rey y con las ropas reales pregonando: "así se recompensará a quien el rey aprecia".
Rápidamente le pide el rey a Hamán que haga esto mismo pero con Mordejai, y muy contra su voluntad lo realiza.

A continuación, la reina Esther invita al rey junto con Hamán en sucesivas oportunidades a cenar y en el final le ruega al rey por su pueblo que está en un verdadero peligro por el edicto real, revelándole así el misterio de su identidad.

Dándose cuenta el rey que el principal ideólogo de aquel plan era no más ni menos que Hamán, lo manda a la horca en el mismo árbol que Hamán había preparado para Mordejai, liberando al pueblo del decreto de exterminio y concediéndoles que se venguen de sus enemigos.

Todo esta historia a simple vista son puras "casualidades", que sucedieron a lo largo de nueve años sin tener relación alguna un hecho con el otro.
Pero si analizamos exhaustivamente nos daremos cuenta que todo es manejado por Di-s milimétricamente, no habiendo "casualidad" alguna.

En la vida cotidiana y rutinaria nos suceden cosas que parecen casuales, sin entender por qué sucedieron. Mientras que Purim nos enseña que no hay casualidad y todo es medido y calibrado por Di-s, demostrando su presencia evidente y notoria, tal como ocurrió en aquella época en donde parecía todo ser fruto de la casualidad, aclarándose luego, que todo era un sinfín de engranajes que completaban de manera perfecta el desenlace final, que es la alegría de saber que Di-s está al lado nuestro permanentemente y no debemos desesperar, sino confiar en Él y a Él pedirle con ruegos y súplicas.

Este gran mensaje de Purim es crucial y significativo para nosotros aprenderlo y aplicarlo en nuestra vida. Que Di-s es el que supervisa y maneja todo, estando al lado nuestro para asistirnos permanentemente, aunque parezca estar Oculto. Este es uno de los pilares del judaísmo ("ashgajá peratit").

Otro punto significativo de esta festividad es ver el potencial que tenemos en nuestras manos puesto que todo depende de nuestros ruegos y súplicas a Di-s par revertir toda situación nefasta tal cual en esa época de Purim estaba decretado el fin absoluto, y todo se revirtió positivamente gracias a las tefilot (rezos) del pueblo de Israel.


Adaptado de "Jizuk Vekiruv Latorá"

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